Diario de León
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camino gallego
León

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No es precisamente precipitación de lo que puede presumir la actual corporación municipal. Y da igual que estemos en agosto que en enero, aunque las vacaciones estivales obliguen a demorar proyectos, por lo que parece que los ediles en funciones de sus compañeros, están más para actos protocolarios que para solucionar problemas de importancia.

En noviembre pasado el alcalde se fue a Palencia para comprobar in situ los beneficios de la iluminación led. Han pasado nueve meses, pero todavía no ha nacido esa luz en nuestras calles, que están oscuras como la boca del lobo. Nos han contado las bondades de este nuevo tipo de iluminación y nos lo creemos, más que nada porque hemos podido comprobarlo en nuestras casas y en numerosas empresas, donde no sólo hay más luz, sino que también han visto reducir su factura eléctrica. Si en la capital se hablaba de un ahorro de muchos miles de euros está claro que la criatura non nata no va a venir con un pan bajo el brazo, sino con una factura de todo lo que se ha gastado hasta ahora en vez de ahorrar.

Pero además de este gasto que sigue siendo oneroso, por cuanto pasa el tiempo y no terminan de decidirse a colocar las dichosas farolas, lo que ya roza el esperpento es que se siga jugando con la seguridad de los viandantes, que deben encomendarse a Santa Lucía (patrona de los invidentes) cada tarde cuando salen de su casa y sospechan que volverán sobre las diez.

Las diez de la noche, se dice, pero en Poridad no se han enterado de que a esa hora todos los gatos son pardos, porque las luces de las calles siguen sin encenderse y en el crepúsculo es cuando peor se ve y más fácil es caerse o que te atropellen. Y esa facilidad se incrementa porque las farolas no se encienden ni en el centro que en los barrios: todos a media luz, como en la canción.

Alguien debe decir al encargado del horario lumínico que en junio puede haber sol a las 22.00 horas, pero en agosto no es lo mismo, y no debe mantener el horario de San Juan. Y no me vale que no haya un reloj que se programe para encender las farolas, que ahora haya un sensor. Si es así, seguro que el sensor no está bien, porque es imposible que cuando casi andamos a tientas no salte. Añoro al funcionario que en mi infancia iba en bici con su pértiga encendiendo cada farola. No había led, pero teníamos luz.

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