cartas al director
El sonido de la patria
T oda una vida observando cómo, a través de una ventana, va pasando el tiempo, el correr de las horas y los días. Luz y color varían a cada minuto. El movimiento imparable de las sombras y la evolución de las nubes cuando las hay, hacen que cada día sea diferente ahí fuera, desde dentro, incluso el cielo azul monótono, plano, se ve rayado por el vuelo de vencejos, golondrinas y gorriones; también por otras «aves» de altos vuelos con brillo metálico y humeante estela.
Dentro, en casa, alrededor de una mesa junto a la ventana, unos chiquillos merodean inquietos mientras suena con rapidez un constante «tecleo». Suenan las pulsaciones del pensamiento de la inquietud, del desencanto, de la impotencia .... circunstancias q crean la necesidad de comunicar, de expresar algo, siempre supervisado por la conciencia; son las pulsaciones que transmiten todo eso en sílabas, palabras, en frases, párrafos, en un texto; el de tu idea o razonamiento en definitiva, en una fórmula mágica de expresión. La escritura.
De vez en cuando, desde nuestra algarabía, escondíamos nuestro rostro detrás de aquel folio blanco en el que se distinguía sutilmente un galgo-enrollado al rodillo de la máquina, sujeto por una patilla vertical que mantenía derecha la hoja, apoyando la barbilla en la mesa mientras hacíamos diminutas salchichas con los dedos de las blandas esquirlas de la goma de borrar, observábamos cómo a golpe de tecla, se iba moviendo aquel carro negro y cilíndrico que con gran fantasía comparábamos con una máquina de vapor deslizándose sobre un par de railes, pues la palanca que hacía rotar el rodillo para subir el folio bien parecía el humo.
Poniendo la mirada enfrente veíamos acercarse esa máquina hasta un «tin», ese especial sonido metálico de una sola nota, indicaba el final del trayecto, esa tecla sonora de la que, por encontrarse al alcance de la mano, abusábamos sin piedad lo que provocaba injustamente la ira del «maquinista».
Y así, el sonido de aquella máquina, una Patria de origen suizo marcaba muchas mañanas de nuestras vidas, de la de mi madre y hermanos fuera cual fuese la estación del año.
Climatologías e imágenes diferentes a través la ventana, servían de abstracción y reposo a la mirada introvertida mientras desde el pensamiento se iban configurando esas líneas en el papel de aquellos reportajes de la revista ferroviaria Vía libre en los años en que mi padre, Santiago Francisco Benavente Valencia fue corresponsal; después alguna novela con verdades censuradas y entre unas y otras la «patria» trabajaba en tantos artículos... Diario de León, cartas al director... y otros... pasan de trescientos... hasta publicar a la edad de 90 años Y fue Asp , novela corta en la que relata un crítico período de su vida juvenil, e «imperecedero recuerdo», una recopilación de muchos de sus reportajes de la revista Vía libre .
Sonaba la Patria todavía y para nosotros ese sonido de nuestra infancia, de adolescencia y madurez, ese sonido de fondo en mañanas, tardes o noches de las cuatro estaciones al año que forma parte de nuestras vidas, se apagaba la madrugada del dos de agosto de 2013... Quedó la Patria silenciosa, sin conductor. Ahí queda, la máquina, la vieja Patria capaz de trasmitir novedades todavía, esperando seguir siendo fiel transmisor de ideas, anhelos, sensaciones, pensamientos, alegría o dolor, indignación o respeto. Queda pues, como un sólido recuerdo de lo que ayudó a expresar, a trasmitir.
A mi padre, Santiago Francisco Benavente Valencia.
francisco benavente
del río. leóN
Toreno celebra la primera convención de acordeonistas
E sta semana pasada, la villa de Toreno homenajeaba a todo un símbolo de los instrumentos de música, se trata del acordeón. Una jornada en la cual músicos de diferentes edades y lugares exhibieron las cualidades del instrumento. Venidos desde las comarcas de Laciana, Babia y de los diferentes puntos del Bierzo. Tocaron diferentes estilos pero como base el mismo instrumento. Jóvenes y menos jóvenes protagonizaron un concierto bajo la presentación y moderación de Felipe Rubial Sánchez. Además de la convocatoria de músicos foráneos asistieron músicos del pueblo. Y una exposición muy bien decorada, en las antiguas escuelas, nos mostraba una colección única y de un valor cultural enorme sobre este instrumento, con más de un centenar de acordeones de todos los tiempos y de muchos países. Un museo único gracias al esfuerzo de una persona que ha logrado reunir tanta historia y a la vez tanta devoción por este instrumento. También hubo un taller de acordeón para niños y mayores en el que pudieron disfrutar de este instrumento bastante afincado a esta tierra. Un evento cuya idea y dirección es responsable Felipe Rubial Sánchez, vecino de este pueblo aunque residente en Asturias. Muchas personas fueron testigos del éxito de dicho evento, aunque, como parte negativa, no obtuvo en un principio, todos los apoyos a nivel de difusión deseados. Es el primer año que se hace y esperemos que en años consecutivos se pueda contar con más personal dispuesto a colaborar de diferentes formas. Esto es una forma más de promocionar nuestra cultura a través de los pueblos. ¡Gracias Felipe por tu generosidad y buen hacer! También colaboró la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Toreno, además todos aquellos músicos venidos de diferentes lugares.
Antonio Arias Terrado. toreno