Un laudo para el Prat
E l pasado jueves el mediador designado por el gobierno entregó a las partes el laudo para resolver el conflicto en los servicios de seguridad del aeropuerto de El Prat. Después de un mes de huelgas intermitentes, de grandes colas y molestias a los ciudadanos y de la presencia reforzada de la Guardia Civil, Marcos Peña, el árbitro, entregó a las partes un documento en el que se fija un plus mensual de 200 euros, la readmisión de los expedientados y el compromiso de reforzar la plantilla en los picos de movimiento en el aeropuerto. Y, parece, que a no ha gustado mucho a los trabajadores. De hecho, en cuanto a la cantidad del plus es la misma que ya puso encima de la mesa la Generalidad y que fue rechaza en dos asambleas por los trabajadores. La petición de los guardias de seguridad se elevaba a 350 euros mensuales y en 15 nóminas. Hoy lunes, los trabajadores de Eulen volverán a celebrar una asamblea y decidirán qué hacer, aunque saben que el laudo es de obligado cumplimiento. Es cierto que, de momento, se han desconvocado los paros que habían anunciado a partir del 17 de septiembre, lo que ha llevado al Gobierno a sentirse, también de momento supongo, satisfecho.
Ya veremos qué ocurre con este sector de los trabajadores de El Prat, pero no hay que olvidar que otros colectivos de los aeropuertos, personal de Aena, también están anunciando movilizaciones. Es cierto que el trabajo en los aeropuertos, como consecuencia del aumento del turismo extranjero y nacional —en julio se ha vuelto a batir otro récord— ha aumentado considerablemente y que quizá las plantillas no lo han hecho en proporción a la carga de trabajo. Pero, como siempre, tomar a los ciudadanos como rehenes no debería ser la forma de presionar para solucionar problemas de colectivos concretos. De hecho, durante los paros que colapsaron el servicio de seguridad del aeropuerto de Barcelona, la empresa contrató a 60 trabajadores más y 40 fijos se pusieron enfermos casualmente todos a la vez.
Hay ganas de reivindicar, pero también de conflicto. El otoño, con la amenaza secesionista de Cataluña y la indiscutible mejora de la economía, son argumentos para echar más leña al fuego. La recuperación está consolidada y parece que sobre bases más sólidas que las que había antes de la crisis. Sin embargo, aún hay más de 3 millones de parados y más del 40 por ciento de las Pymes están aún sufriendo pérdidas, así que no convendría poner en riesgo la recuperación y la posibilidad de que esos cientos de miles de trabajadores en paro encuentren un puesto de trabajo. Doscientos euros más al mes de salario no parece moco de pavo. ¿Lo aceptarán? La solución, hoy.