Estudiada indefinición de Colau
L a alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha asestado un duro golpe a los promotores del referéndum del 1 de octubre al no permitir la utilización de los colegios municipales para colocar las urnas. Pero no lo ha hecho de forma firme e incontestable. Ha dejado la puerta abierta a un imposible: que la Generalitat le demuestre la existencia de una fórmula legal para sortear la sentencia del Constitucional. Pero una semana antes, su mano derecha, Gerardo Pisarelo, instaba a los barceloneses a ir a votar, e incluso recomendaba un «sí crítico» a la independencia. El mismo Pisarelo que, con idéntica convicción, explicaba este fin de semana que no se podía obligar a los funcionarios municipales a cometer una ilegalidad. ¿Es que hace una semana no sabían que la convocatoria era ilegal?
¿O ha sido la evidencia de que la inhabilitación es el destino de los cargos públicos que no respeten una Constitución que fue mayoritariamente votada en Cataluña? Ada Colau, que es una mujer muy inteligente, ha jugado a la indefinición sobre su papel en el referéndum, incluso ha coqueteado con los impulsores defendiendo su necesidad. Pero, llegado el momento, ha pedido dictamen a los servicios jurídicos municipales, sabiendo cuál era la respuesta y, de paso, daba satisfacción a los sindicatos, preocupados por el eslabón más débil de la cadena: los funcionarios que debían abrir los centros. La alcaldía es para Colau el primer escalón de una carrera política que tendrá, sin duda, un largo recorrido y cuyo siguiente paso puede ser la presidencia de la Generalitat.
Frente a las bochornosas sesiones del Parlament de esta semana, con una oposición aplastada y sin derechos, que seguro hacen reflexionar a muchos catalanes sensatos (la intervención de alguien tan poco sospechoso de confraternizar con la derecha como el diputado del Cataluña Si Que Es Pot, Coscubiela, quien hizo el mejor alegato a favor de la democracia escuchado en años, fue un revulsivo) hace falta encontrar nuevos líderes capaces de reconducir hacia el diálogo el enfrentamiento actual.
Colau va a ser un referente en esa nueva etap. Hacen falta políticos que, respetando la democracia, busquen fórmulas de convivencia que nos permitan, en un mundo tan globalizado, unir y no separar.