TRIBUNA
La contaminación de la historia
S i leemos las historias de la totalidad de historiadores (salvo contadas excepciones) desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días, o escuchamos lo que dicen muchos tertulianos en la radio o en la televisión en referencia al Reino de León, encontraremos lo siguiente: la mayoría dice que el Reino de León desapareció de la historia el año 1230 a la muerte de Alfonso IX, integrándose en el Reino de Castilla. Otros dicen que formó un nuevo Reino llamado ‘Castilla y León’. Ni los unos ni los otros aportan documento alguno que demuestre la veracidad de lo que dicen o escriben.
En los últimos años he tenido conversaciones con historiadores leoneses que opinan lo mismo. También he tenido contacto con personajes muy famosos. No voy a dar nombres porque no deseo polémica con nadie, pero sí diré que uno es un escritor y el otro es un locutor de radio, ambos muy, muy famosos. A todos ellos les he hecho la siguiente propuesta: si lo que dices (o lo que escribes) crees que es verdad, te ruego aportes una sola prueba auténtica, una prueba basada en los escritos de algún cronista medieval o en las actas de las Cortes de León o de las Cortes de Castilla que lo confirme. No me sirven las historias y fantasías de la mayoría de los llamados historiadores. A cambio, te prometo aportar no menos de seis documentos reales que demuestran que el Reino de León jamás se integró ni formó parte de Castilla. Nadie ha aceptado mi propuesta.
La manipulación de la Historia medieval de España ha contaminado a la mayoría de historiadores, incluso a los honestos. El siguiente ejemplo lo demuestra: a finales de julio, el Ayuntamiento de León editó un precioso librito sobre el Milenario del Fuero de León. El contenido del texto lo considero magistral, yo no sabría hacerlo mejor ni siquiera igual, pero lo encuentro contaminado. En la página 20 dice lo siguiente: «El Reino de León desde la división del reino por Alfonso VII hasta la integración de los reinos de León y Castilla. Siglos XII al XIII».
El 28 de diciembre del año pasado este Diario de León me publicó un artículo con el título Ni se integró ni podía integrarse. Este artículo contenía muchos datos que demostraban que el Reino de León ni se integró ni se podía integrar en el Reino de Castilla simplemente porque Castilla hizo lo posible para que la integración de ambos Reinos fuera imposible y lo consiguió.
La historia real contada por los cronistas medievales está llena de documentos que demuestran hasta la saciedad que las relaciones entre León y Castilla fueron malas desde el inicio de la Reconquista. El primero que sufrió en sus carnes esta mala relación fue el Rey astur Fruela I, que reinó entre los años 757-768. Fruela I (fundador de Oviedo) se vio atacado por los vascones porque temían que las buenas relaciones entre su Reino y el Reino de Pamplona les cerrase el pase hacia el sur. Desde el año 910, cuando el Reino de Oviedo pasó a llamarse Reino de León, todo el territorio vasco-castellano perteneció al Reino de León. Todos los condes castellanos fueron infieles y algunos traidores al rey de León; no se salva ni uno. El cronista Sampiro explica los motivos: «los castellanos no querían saber nada de los leoneses porque se consideraban una raza superior». Después de alcanzar Castilla la independencia de León el año 1157, las relaciones entre ambos Reinos fue aún peor si cabe. El año 1217 fue coronado Rey de Castilla Fernando III el Santo, hijo de la Infanta castellana, Doña Berenguela y de Alfonso IX, Rey de León. El año 1230, a la muerte de Alfonso IX, fue ungido Rey de León su hijo Fernando, reuniendo en su Trono tres Reinos: León, Castilla y Toledo. A partir de ese momento, las relaciones entre León y Castilla fueron de respeto mutuo, pero nunca de integración a pesar de los enormes esfuerzos que hicieron tanto el propio Fernando III como su hijo Alfonso X el Sabio. En las actas de las Cortes de Castilla se puede comprobar esta verdad. Hay un dato muy esclarecedor: el año 1301, reinando Fernando IV, se reúnen las Cortes de Castilla en Burgos. En esas Cortes se pide la convocatoria conjunta de las Cortes de León y las Cortes de Castilla. La votación fue negativa, los castellanos seguían sin querer saber nada de los leoneses. La primera vez que se reunieron las Cortes conjuntas fue el año 1348 en Alcalá de Henares en el reinado de Alfonso XI. Estaban presentes los 4 Reinos: León que se componía de Galicia, Asturias, León y Extremadura. Castilla, que se componía de Castilla, País Vasco y la actual provincia de Guadalajara. Toledo que se componía de la actual provincia de Toledo y la Meseta Manchega, y Andalucía que se componía de las actuales provincias de Murcia, Jaén, Córdoba y Sevilla. Estos datos constan en el acta de las Cortes de Castilla. En esas Cortes, conocidas como ‘El Ordenamiento de Alcalá’ se intentó unificar todas las leyes con el fin de unificar los cuatro reinos sin conseguirlo. Los que dicen que León se integró en Castilla deben saber que en los nuevos reinos: Toledo, Murcia, Jaén, Córdoba y Sevilla regían las leyes leonesas del Fuero Juzgo mientras en Castilla y el País Vasco se regían por normas ancestrales consuetudinarias no escritas y así continuaron hasta avanzado el siglo XV.
Decir que Castilla se hizo España como dijo el catedrático vallisoletano Julián Marías cuando es bien sabido que durante siglos Castilla no sabía lo que era España, o que toda España es Castilla es una auténtica aberración, es un insulto a la Historia de León, a la Historia de Navarra y a la Historia de Aragón. Historicamente el Reino de León fue incomparablemente mucho más importante que el Reino de Castilla. Castilla fue durante siglos territorio del Reino de Oviedo y después del Reino de León; en cambio el Reino de León nunca formó parte del Reino de Castilla. ¿Hasta cuándo va a seguir contaminada la Historia de España que maltrata su propia esencia? ¿Cuándo se va a divulgar la verdad?