La semana de Iglesias
D esde mi modesta perspectiva de mero observador, o mirón, de las cosas que ocurren en la política desde hace más de 40 años, creo que pocas veces he visto a nadie equivocarse tanto como a Pablo iglesias en esta coyuntura. Claro, dirá él (ellos): los de la casta siempre pensáis en antiguo. Y volverá(n) a equivocarse. Asistí, como muchos, esperanzado a un movimiento social, Podemos, que podría haberse encargado de regenerar muchas cosas en este país inmovilizado. Yo creía en la izquierda, aunque ahora ya no sé si estoy en la izquierda o dónde diablos. Pero si Pablo Iglesias, en este momento crucial de la Historia de España, en estos días que sin duda serán analizados con lupa por los historiadores, cree que los progresistas, o las izquierdas (en versión de Pedro Sánchez, que me parece que esta vez, esta vez, anda por el camino acertado), están en el lado independentista, y ‘las derechas’ en el unionista, se equivoca.
Creo que las gentes que transitan de buena fe por el lado izquierdo de la alfombra nunca agradecerán bastante al hasta ahora portavoz de En Comú Podem, Joan Coscubiela, su magnífica defensa de la unidad territorial de España. Lástima que la derecha del Parlament, que es como es, se lanzase a aplaudirle, dando pretexto a los chiflados de la CUP, a los desnortados de Esquerra y a los siempre despistados del PDeCAT, para decir que el gran Coscubiela, a quien conozco desde sus tiempos en el PSUC, en Comisiones, en la contestación, se había pasado a la derecha. Bien que lo dijo Gabriel Rufián, ese señor que ha colmado de vergüenza los usos del parlamentarismo digno, decente y educado (¿o es que no es de izquierdas ser educado?): Coscubiela se ha pasado a la derecha. Y se quedó tan fresco. Menudo análisis simplista.
Tengo la impresión de que Podemos, en su vertiente catalana y en la nacional, que parecían ser incompatibles, se nos ha pasado más a Rufián que a Coscubiela. Y que Pablo Iglesias, en una deriva que sin duda las próximas elecciones, si persevera por aquí, le demostrarán que está equivocada, se ha decantado por el secesionismo. Porque ahora no caben medias tintas.
Hoy por hoy, con cuantas escaramuzas, creo que en el lado constitucionalista se han hecho bastante bien los deberes; ya sabemos que aquí, estadistas, pocos, pero es lo que hay. Lástima que Podemos, que era una fuerza de regeneración, no haya unido su voz, todo lo crítica que se quiera, a esta marea nacional de un país que busca unidad y tranquilidad. Creo que lo pagarán caro en su momento. Y que, posiblemente, algunas voces sensatas aparezcan en el seno de la formación de Iglesias criticando su pésimo comportamiento cuando el país más le necesitaba. Al menos, espero que Pedro Sánchez, que tanto se ha equivocado, espero que acertando ahora, comprenda que, con gente así, uno jamás se puede asociar.