La gran fuga
E n tiempos de tribulación también hay que hacer mudanza, pero el problema es acarrear con los bártulos. Más de cuatrocientas empresas catalanas han abandonado la comunidad autónoma de Cataluña y otras esperan su turno, porque el sueño del independentismo se ha convertido en una pesadilla para todos, no exclusivamente para los insomnes que son de dos clases: los que no pegan ojo y los que no pegan puntada sin hilo.
El Gobierno de españa está dando grandes facilidades para que en la ‘salida exprés’ de las empresas de Cataluña no se agolpen los que quieren huir cuanto antes.
El discurso del rey Felipe VI fue determinante, pero aún no se ha tomado una determinación unánime.
CaixaBank ha aprobado el traslado de su sede a Valencia y el Banco Sabadell se va a Alicante y Catalana Occidente también anuncia su salida, mientras el Tribunal Constitucional suspende la sesión del Parlament para la ruptura.
«Mal empieza la semana», que dijo aquel al que ahorcaban el lunes sin mauyor dilación. Era el día programado para proclamar la intención soberanista de declarar la independencia de Cataluña, pero el discurso del Rey les ha trastocado sus planes.
El Tribunal Constitucional ha suspendido el pleno del Parlament porque hay muchas cosas que hablar. Se trata de una orden y quienes no la acaten incurrirán en un delito penal.
Así están las cosas por ahora y el presente sigue siendo una poderosa divinidad, mientras muchos ciudadanos, que rechazan el ‘procés’, organizan caceroladas contra Puigdemont.
La calle se ha llenado de ruidos, pero hasta ahora corren los propósitos, pero por fortuna no corre la sangre. Faltan únicamente dos días para que se cumpla la amenaza de secesión.
Hasta ahora son evitables los que Rajoy llama «males mayores» y la gente habla de Piqué y de la sequía.
El segundo tema no sólo es agotable, sino agotador porque la verdad es que no cae ni gota. La Virgen de la cueva sigue en su guarida sin darnos una solución que ya urge.