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TRIBUNA

Moverse en León. Movilidad del Siglo XXI

Publicado por
Ángel Alonso Presidente de AUVSI España. Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de León
León

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N o es lo mismo comprar coches que comprar movilidad, y en nada se parece comprar movilidad a contratar movilidad. Desplazarse, moverse, atender y satisfacer nuestras necesidades de movilidad es trasunto del que se ocupaba la industria automotriz convencional. Fabricaba coches y los que teníamos necesidades de movilidad, (toda la población) adquiríamos los ingenios.

Simultáneamente, con nuestros impuestos y ahorros, por nuestra cuenta, preparábamos carreteras y ciudades, las adaptábamos, las convertíamos en guante para vestir, a medida, los ingenios que nos proporcionaba la industria automotriz.

La población mundial modifica y mejora, sin descanso dicho guante. El objetivo: que nuestras ciudades y territorios adopten la forma que más conviene a los ingenios que utilizamos para desplazarnos. Las ciudades, los barrios, los edificios, están concebidos y diseñados para dar satisfacción a dicho guante, el que mejor se adapta a las necesidades de los coches.

Nadie discute, es una obviedad, que el coche es el rey, el que soporta el grueso de nuestras necesidades de movilidad y el transporte colectivo, reservado a las personas más desfavorecidas, un comodín.

En el centro de nuestras decisiones de gasto e inversión (vivienda y movilidad) estaban y siguen estando los coches. Ellos moldean nuestras decisiones en la hora de adquirir una vivienda, moldean nuestras ciudades y nuestro planeamiento urbanístico y moldean el territorio.

Las leyes del transporte terrestre, ferroviario, aéreo y marítimo, se han caracterizado por ser leyes contingentes, a medida, evolucionaban, al mismo ritmo que la industria evolucionaba.

A finales del siglo pasado (XX) se pusieron en marcha tímidos intentos para poner al beneficiario de los sistemas de transporte, el pasajero, en el centro de la ecuación.

Existen, y es un logro, cartas de derechos de pasajeros que ponen el énfasis en las obligaciones y derechos que genera el contrato de viaje. Pero nada sobresaliente se ha producido en los últimos cien años para interpretar con más profundidad y perspectiva los métodos usados para movernos y las consecuencias de dichos métodos.

Nuestras necesidades de movilidad están siendo soportadas por los recursos particulares o privados. Cada uno de nosotros somos responsables de procurarnos los medios para desplazarnos. La movilidad ha evolucionado desde la perspectiva comunitaria a la individual. Cada cual satisfacía sus necesidades de movilidad por sus propios medios y con sus propios recursos. Ha sido una ilusión y una quimera, de todos modos, con fuerte impacto en el modo de legislar. Y decimos que era una ilusión y una quimera porque las infraestructuras y las ciudades se acometen desde una perspectiva comunitaria. El planeador es la administración y existe por tanto, un planeamiento colectivo.

Y de los inconvenientes que se deducen de dicho planeamiento, surgen los retos a resolver y que la Unión Europea agrupa en seis categorías: 1) congestión; 2) dependencia del petróleo; 3) contaminación química del aire y gases de efecto invernadero; 4) las infraestructuras de calidad muy desigual; 5) la siniestralidad, y 6) la preservación de la libertad de empresa y de acción económica. Los seis retos los subsume en tres, abarcadores y cruciales: a) sostenibilidad; b) seguridad; y c) derechos ciudadanos. Añádase la financiación de las infraestructuras, un reto de continuidad, como un ave fénix que planea sobre la movilidad ininterrumpidamente, para advertirnos de la importancia de impulsar y preservar la perspectiva comunitaria o ciudadana.

Dedúzcase, por tanto, que es imperativo abordar el desplazamiento desde una nueva perspectiva, la movilidad, pasando a un segundo escalón, la acción normativa contingente relacionada con los asuntos contractuales que origina el transporte.

Europa, España, las CC AA, la Provincias y los Ayuntamientos, necesitan Leyes de Movilidad. Lo necesita la Nertra (Nueva Era del Transporte). Terminarán influyéndose los unos y los otros hasta adquirir un cuerpo doctrinal unitario.

Quizá, el mayor acierto de la Ley de Transporte en vigor, tiene que ver con su orientación a generar y preservar un sistema integrado y unitario en España y que ya sabemos debe propender a la integración europea.

¿Debe contemplarse la movilidad, entonces, como una extensión de los derechos civiles? ¿El desplazamiento debe prestarse y obtenerse reforzando la comunidad, apuntalando su condición de acto cívico proactivo o puede prestarse, opcionalmente, con sistemas que perturban la comunidad y la amenazan? Auvsi España, en este sentido, acaba de tomar una decisión que esperamos constituya un antes y un después: contratar a Drotium para que realice el primer estudio de campo (medir), sobre la ciudad y la provincia de León, y nos informe de cómo será la movilidad del siglo XXI y su impacto en la planificación del territorio, de las ciudades y de las decisiones personales. Cómo, por qué, cuándo, con qué ingenios, con qué infraestructuras y su capacidad para moldear la vida diaria y favorecer el éxito personal y colectivo.

Un estudio que servirá de patrón y referencia para el resto de España y de Europa. Analizar la movilidad, auditarla, desde la Visión ØØØ+, teniendo en cuenta el cambio tecnológico, nuestra topología, composición demográfica, el tipo de interacciones y su posible evolución, el coste de la movilidad en términos de renta y el tejido industrial (localizado) que genera y su impacto medido en PIB local (riqueza y trabajo). Nos permitirá visibilizar la profundidad e integridad del problema y servirá de guía para orientar ordenanzas municipales, leyes regionales y nacionales.

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