FUERA DE JUEGO
Policías demócratas
La noticia de que dos mossos emplean sus vacaciones en ejercer como escoltas de Puigdemont en su exilio belga no ha sorprendido a quienes conocen el funcionamiento de los cuerpos policiales con competencias territoriales —autonómicas o municipales—. Lo ocurrido en la pseudohuelga general catalana del 8 de noviembre —impuesta por unas minorías— hizo evidente que esos cuerpos no siempre sirven al interés general o al menos mayoritario de la ciudadanía. Es más sencillo mirar a otro lado y evitar que a uno le acaben tildando de algo indeseado, por quienes curiosamente tienen una especial sagacidad para detectar tendencias, digamos que, totalitarias —usando una palabra-resumen—.
Pero esos tufillos van un poco más allá en los cuerpos denominados locales, urbanos o municipales, donde en ocasiones se detectan comportamientos o tendencias de agentes concretos de complicada justificación, o se escuchan expresiones sobre que «ése es de cuando era alcalde fulanito...».
No seré yo quien ponga en cuestión la profesionalidad de la inmensa mayoría de los agentes de los diferentes cuerpos, pero sí es cierto que existe en algunos casos un déficit en los procesos de selección o de promoción que es más difícil de percibir en las fuerzas de carácter nacional, curiosamente las que menos cobran cada mes con respecto a sus compañeros locales o autonómicos. Y, en el caso de los mossos, todo es mucho más desagradable porque se acumulan condenas por excesos a la polémica actuación —aún sin aclarar— en todo lo relativo a los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto.
Qué razón tenían con aquello de ¡qué buen vasallo si tuviese buen señor! El relevo generacional en los cuerpos y fuerzas de seguridad tras 40 años de Democracia es evidente en los que salen a las calles. Este otoño se ha hecho palpable un reconocimiento de la ciudadanía que me temo que ha sobrepasado a muchos mandos, que aún siguen inmersos en un tacticismo que exhibe complejos y temor a acabar tachado de ‘facha’.
Hace poco discutí sobre todo esto con un buen amigo, excelente profesional de estos campos. Y temo que queda mucho por hacer. La Justicia tiene problemas en España pero en el asunto catalán ha probado que sabe actuar al margen de los ritmos de la política. En las policías quizá haga falta el creerse que son una parte imprescindible de la Democracia. Y actuar sin prejuicios ni temores.