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Publicado por
al día RAFAEL TORRES
León

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L os mensajes de whatsapp de unos cien policías madrileños del turno de noche son, sin duda, espeluznantes, pero más pavoroso es el hecho de que todos esos energúmenos llevan cosida al pecho una placa y, colgando de la cintura, una pistola. O dicho de otro modo: lo más escandaloso no es, con serlo mucho, que cien tíos se intercambien mensajes depravados, sino que hayan sido elegidos, mediante la pruebas de selección pertinentes, para velar por el cumplimiento de la ley y para garantizar la libertad y la seguridad de las personas.

El caso de éste grupo de la policía municipal de Madrid, más jauría que grupo según parece, no tiene desperdicio, pues, paradójicamente, todo en él es puro desperdicio. Se supone que ese foro en el que se desea la muerte violenta a todo el mundo, a la alcaldesa Carmena, a los inmigrantes, a los «guarros», a los periodistas de La Sexta, a los vecinos de Lavapiés, se había creado para articular las reivindicaciones laborales del turno de noche, pero, aún sabiendo en qué suelen devenir los grupos de whatsapp, asombra que no tardara en transformarse en un mefítico colector de todos los detritus que es capaz de generar la estupidez y la maldad humanas.

Inicialmente compuesto el dicho colector por unos doscientos, las monstruosidades que en él se vertían fueron espantando a la mitad, hasta quedar la plantilla reducida a unos cien, pero no hubo ni uno entre los espantados que se atreviera a denunciar semejante conspiración armada contra la inteligencia y, desde luego, contra el respeto debido al uniforme. Pero hay más: el agente que acabó denunciando la existencia y pormenores de esa cloaca, gracias al cual hemos sabido qué se cocía en las profundidades policiales nocturnas de ese grupo, no lo hizo por escandalizarse de sus regüeldos nazis, sino por haber sido amenazado de muerte por algunos de sus miembros.

Que semejante chusma no puede vestir el uniforme de la Policía, que, por fortuna, está mayoritariamente compuesta por gente buena, abnegada y cumplidora, es una obviedad, pero que la selección de quienes lo visten debe ser muy mejorada, así como la diligencia en la depuración de esos elementos, también lo es. Porque no son indeseables sin más, sino indeseables con pistola.