EDITORIAL | Un impuesto asumible para los vecinos

Las campañas de actualización del catastro que en los últimos años están realizando los ayuntamientos leoneses han puesto de actualidad los vaivenes de un impuesto que supone la principal fuente de ingresos para las arcas municipales. Aún bajo la tutela del Ministerio de Hacienda, las administraciones locales tienen autonomía para aplicar los tipos impositivos siempre dentro de un margen y llama la atención que los vecinos de 16 ayuntamientos de la provincia soporten tipos impositivos tan elevados —mayores que el de la propia capital— pese a que en la mayoría de los casos se trata de municipios con poca población. Cierto es que el valor catastral de los inmuebles es determinante en la cuota del impuesto y, por tanto, siempre será mayor en las ciudades, pero lo racional es adaptar el pago del IBI a la capacidad económica de los vecinos —que en el área rural suelen ser mayoritariamente pensionistas— y tener en cuenta también el gasto que supone para aquellos que se esfuerzan en mantener en pie la casa del pueblo aunque su vivienda habitual esté en la ciudad.