Cerrar
Publicado por
EMILIO GANCEDO
León

Creado:

Actualizado:

Mi amigo Jorge sostiene que él no hizo la mili, qué va, que otro la haría por él, porque hacer, lo que se dice hacer, no dio palo al agua en todo el tiempo que estuvo en el cuartel: fueron nueve meses de ratos muertos, marchas absurdas esquivando escombros y chatarra, y enérgicas soflamas que la soldadesca soportaba con un gesto aproximadamente ovicaprino. Lo único, aprender a liar más de un cigarrito de la risa a la vez, aunque en esa asignatura digamos que ya estaba él bastante avezado. Todo grandísimas pedagogías, como puede verse.

A mí me ha parecido muy espectacular el anuncio que ha hecho el presidente de Francia, ese tipo con nombre y pinta de figurita de acción, Macron, sobre implantar un servicio militar cívico que dure cosa de un mes para no estresar mucho al personal. Es buena prueba de cómo el mundo, de un tiempo a esta parte, parece haber adoptado el paso del cangrejo, como si le hubiera dado miedo el despeñadero que vislumbró allá adelante y hubiese reculado con bastante susto.

El géiperman gabacho es amigo de don Mariano y nada nos garantiza que nuestro alto estadista no acomode aquí la ocurrencia. Yo creo que sería una estupenda decisión, digna de sus grandes facultades, y muy adecuada para poner un poco de orden patriótico en este corral sembrado de plumas que es España. Además, cerraría una especie de círculo histórico: Aznar clausuró la mili en 2001 por un trae acá esos votos, y su antaño discípulo la recupera 17 años después y más o menos por las mismas razones. La patria, ya lo sabemos, propende a la mayúscula, al signo de exclamación y al agache de orejas, pero esto no es la grandeur ni los USA, y no quiero ni imaginarme en lo que se convertiría aquí ese mesecito cívico del que habla el airgamboy. No sé, algo así como aquel maremoto fanta que anunciaba Carrascal («si quieres venir, tendrás que mojarte»), un quilombo de petas, carreras de gayumbos y concursos de eructar alto, una excedencia morrocotuda pagada por el Estado que dejaría algún que otro cadáver, con careta de cerdo, flotando en la piscina.

Todos a Chafarinas, ordenaría Rajoy con gesto marcial. Y lo peor es que todos iríamos, y además cantando aquello de «el señor conductor no se ríe, no se ríe».

Cargando contenidos...