Diario de León
Publicado por
LUIS MARTÍNEZ ALONSO licenciado en historia y cartero
León

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H ay árboles que exceden el valor puramente botánico que todos atesoran; los negrillos: ulmus minor y, en menor medida, ulmus laevis, son un claro ejemplo de ello. Estos olmos son autóctonos de la Península Ibérica, excepto de la franja cantábrica y de Galicia, y suelen ocupar zonas periódicamente inundadas.

El prestigio del negrillo se remonta a la Plena Edad Media y está muy relacionado con León. Durante los inicios de la Reconquista los reyes de León, para favorecer la repoblación de las nuevas tierras arrebatadas a los musulmanes, comenzaron a conceder fueros a numerosas villas y ciudades de nueva creación. Estos fueros les concedían bastante autonomía de autogobierno y los amparaba de la codicia de los señores feudales. En el acto fundacional un delegado del rey concedía el fuero a los representantes del Concejo (el Concejo era la asamblea de todos los vecinos, donde se tomaban todas las decisiones); el obispo de la zona se comprometía a construir una iglesia y como colofón se plantaba un árbol como símbolo del Concejo. Árbol e iglesia pasarían a constituir la plaza principal del lugar. Como la mayor parte de estas localidades se construían sobre la vega de los ríos el árbol elegido fue el negrillo.

El negrillo era mimado y hasta venerado por los vecinos, pues era el símbolo de su independencia y pronto demostró el porque de su elección: crecía rápido y vigoroso y con un desmoche a varios metros del suelo y podas selectivas, brindaba copas realmente espectaculares que daban buena sombra y en donde se juntaban los vecinos en tertulias y reuniones.

Con esta simbología es fácil entender que está práctica fuera muy extendida y que a medida que la Reconquista avanzaba hacia el sur también lo hiciera el negrillo; rara sería la villa o ciudad de ambas mesetas que en su plaza y al lado de la iglesia parroquial no contase con un espléndido negrillo.

La simbología acabaría perdiéndose con las monarquías autoritarias que centralizaron el poder y acabaron con las competencias del Concejo; la derrota, a sangre y fuego, de los Comuneros que se habían levantado en defensa del común contra un emperador y rey, Carlos, que ni siquiera sabía hablar castellano, significó su fin.

Sin embargo el negrillo había conseguido un prestigio sin parangón, siendo muy querido por el pueblo; su maridaje con la iglesia perduró hasta tiempos recientes y su presencia en las plazas otro tanto, y no solo en las áreas donde surgía de modo natural sino también en otras a donde se traía y plantaba. Después vinieron las dos pandemias de la grafiosis que arrasaron con la mayor parte de nuestros olmos. La grafiosis, la mayor enfermedad vegetal conocida, culpable de la muerte de un billón (sí, con b) de olmos en el mundo de los que unos seis millones pertenecerían a Castilla y León.

Hoy en día es muy frecuente ver aún rebrotes de negrillos, de las raíces del árbol muerto; pero cuando alcanzan un determinado grosor y altura el mortal hongo los ataca virulentamente y los seca. En todo el entorno de León, Navatejera y Villaquilambre se puede ver este triste juego de resurrección y muerte para el que no se ha encontrado remedio alguno.

Recientemente se ha puesto en marcha el proyecto Life+ Olmos Vivos, subvencionado en parte por la UE y adjudicado a la Universidad Politécnica de Madrid, en concreto al equipo dirigido por Luis Gil, que lleva más de treinta años tratando de conseguir olmos autóctonos resistentes a la grafiosis y que lo han conseguido contando con siete clones, mediante cultivos in vitro los reproducen y están realizando plantaciones en la cuenca del Tajo; han abierto una página web y han solicitado la colaboración ciudadana para localizar olmos adultos vivos que si demuestran su resistencia puedan cruzarse y finalmente añadirse a los siete clones, logrando mayor variabilidad genética para futuras repoblaciones.

El futuro de los negrillos parece, al menos, bien encauzado; pero es difícil localizar ejemplares adultos, no sólo para colaborar con el proyecto sino para darlos a conocer a los amantes del arbolado y a la población en general y entre todos presionar para que se tomen medidas de cara a su protección, pues son joyas que debemos preservar.

En Babia hemos localizado, de momento, tres grupos de negrillos, creo que de la especie ulmus minor . Es casi seguro que estos árboles no son propios de la zona, sino que se plantaron siguiendo antiguas tradiciones que ya hemos mencionado. Dos de estos grupos están directamente relacionados con iglesias ya que están a su vera.

En Carrasconte, a escasos metros de la ermita de Nuestra Señora y solo separados por la carretera asfaltada, hay tres hermosos y grandes negrillos, posiblemente descendientes de otro plantado hace ya muchísimo tiempo, tal vez cuando se construyó la antigua capilla, mucho mas pequeña que la actual que es de tiempos más recientes. Los dos más viejos fueron desmochados a 2,5 m. del suelo y les salieron patentes guías verticales; el tercero tiene un solo fuste y es algo mas joven, con un perímetro de 1,70 metros a 1,43 metros del suelo.

En Riolago están los otros dos grupos; uno muy cerca de la iglesia parroquial de San Salvador y que como en Carrasconte forman una sebe de deslinde. Son mas jóvenes y salieron de las raíces de un gran negrillo talado hace unos 80 años, según me informó Felipe Suárez, natural del lugar, al que también debo la localización del otro grupo.

El Plantío del médico de Riolago es un precioso y pequeño jardín botánico, donde ademas de negrillos hay varios tilos, algún fresno e incluso un sabugo. Ocupa un rellano de 7 metros de ancho por 30 metros de largo (más 5 metros sin arbolado), todo bordeado de muros de piedra, unos lo separan del camino asfaltado y está muy derruido sobre los arboles más cercanos; el muro inferior elevaba el terreno separándolo de una presa de agua. Hay sobre 37 fustes de negrillo, aunque algunos parecen proceder del mismo pie, que presentan diferentes grosores, llegando algunos a cerca de 1,40 metros a 1,30 metros, del suelo; todos son altos, por encima de los 15 metros, con troncos rectos y limpios y con copas muy poco desarrolladas en anchura por la competencia existente. Tres negrillos presentan grandes oquedades en su tronco. Aquí, en el Plantío, hace ya años que se viene librando una sorda lucha entre los negrillos y el temido hongo de la grafiosis; algunos fustes empezaron a secarse y alguien tomo la sabia decisión de talarlos y retirarlos del lugar para por lo menos reducir el foco emisor; dan fe de ello varios tocones aun bien visibles.

El origen de estos negrillos posiblemente fuera el negrillón de la iglesia, del que se tomarían varios chupones (rebrotes de raíz) que se plantaron, de ahí el nombre, en el Plantío, en donde se permitió que posteriores chupones laterales pudieran crecer.

Hagámonos un favor a nosotros mismos y a nuestros descendientes y protejamos estos enclaves, démoslos a conocer y disfrutémoslos y, por favor, que las villas y localidades donde hubo negrillos emblemáticos soliciten a los del proyecto o al ministerio, que también los posee pues hasta 2003 colaboró con los de la Politécnica, jóvenes negrillos resistentes que vuelvan a engalanar sus plazas.

Defendamos lo nuestro, es algo que le debemos a nuestros antecesores.

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