Rajoy no es el único culpable
S i la desmesurada y a veces interesada crítica mediática y política que en León se ha enarbolado estos últimos meses para señalar al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como el único desconocedor de la historia de esta tierra, la hubiésemos empleado en señalar a los dirigentes leoneses, responsables durante años de que se haya generalizado esa ignorancia, quizás otro gallo isidoriano nos cantara. Bastaría con reconocer nuestros graves errores, tantas veces denunciados y nunca corregidos.
Según estudios estadísticos más del 90% de los leoneses desconoce el número de reyes que hubo en León. Preguntados estudiantes leoneses por nombres de reyes respondieron casi en su totalidad y exclusivamente que Ordoño II, porque todos conocían su calle. Incluso hubo quien citó a Guzmán el Bueno por ser la única estatua existente en la ciudad. Que esa es otra y no menor. Ni un rey leonés ha merecido tal honor por parte de las diferentes corporaciones municipales. Ningún gran panel informativo recuerda que el Reino de León llegó a extenderse por casi media península ibérica, incluido el norte de Portugal. El Ayuntamiento de la ciudad, tan entusiasta y patrocinador de las visitas de escolares a exposiciones y actos de puertas abiertas, más o menos educativos, nunca ha tenido la ocurrencia de dar preferencia a la visita al Panteón de Reyes de San Isidoro, invitación que debiera extenderse al resto de los ciudadanos.
Pero es que lo de Rajoy es pura anécdota comparándola con la manera que nuestra corporación municipal tiene de interpretar la historia de León. En el solemne responso que por los Reyes de León se celebra todos los años en San Isidoro nuestros ediles no sienten el menor aprecio por los símbolos y colores del pendón del viejo reino y se presentan en un acto exclusivamente leonés luciendo sobre el pecho los colores de la bandera española, cuando en los tiempos que se conmemoran aún no existía España. De igual manera cuando los ayuntamientos del voto acuden a cumplir con su promesa al Santuario de la Virgen del Camino, ante cuyo pórtico grabado en piedra se recuerda que es la patrona del Reino de León, todos los alcaldes lucen sobre sus pechos unas bandas con los colores propios de sus pueblos, menos el de León que sigue con su falta de aprecio o ignorancia de la historia y simbología leonesa y se presenta con unos colores impropios de la época y del acto que se conmemora. Parece cuando menos una osadía pedirle explicaciones a Rajoy.
Nadie, ni políticos, ni periodistas, se las ha pedido en cambio al alcalde de Huelva quien días atrás, en el acto celebrado en Madrid proclamando a León capital gastronómica de España, pronunció un discurso felicitando a la «ciudad castellana» por su elección. Nada extraño por cuanto hace poco en un medio informativo leonés —no éste— publicaban la detención de tres castellanoleoneses por cometer abusos sexuales. Leyendo la noticia se informaba que los tres eran nacidos y residentes en Palencia. Más adelante, en la sección de Cultura, titulaban que tres burgaleses habían obtenido premios nacionales en sus distintas actividades. Y es que saber quiénes y cuándo somos leoneses o castellanos es la maldición que por culpa de unos políticos ignorantes de la historia y ajenos al sentimiento mayoritario de los leoneses sufrimos desde hace cuarenta años.