Diario de León
León

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Todos tenemos un doble y lo normal es que nunca llegues a saber nada de él. ¿Habría sabido este columnista que Puigdemont se parece a mí, y viceversa, si no fuese porque se me insulta por la calle y no he hecho nada? Supongo que a él le dirán: «Leí tu columna del martes», y asentirá perplejo pues ya solo escribe correos electrónicos. Pero ahora me refiero a otra clase de doble, a alguien que a la vez que tú está llegando a conclusiones similares, mientras en vuestras respectivas soledades teméis que todo sea un espejismo. Me acaba de pasar con el humorista gráfico gallego Siro López. Hace poco advertí que en 2015 habíamos publicado sendas obras sobre el humor cervantino. Y sin haber tomado jamás un café juntos, pues vive en La Coruña, me puse en contacto con él. Me animó recordar que suyas eran las ilustraciones de los artículos de Alvite, que publicaba este periódico. Le llamé y nos intercambiamos nuestros libros. Su «Cervantes e o Quixot. A invención do humorismo» quedará. ¡Qué gratificante es hacer nuevos amigos, en la fraternidad del cervantismo en zapatillas! Descubrir a tus dobles, en la creación de espejismos en el desierto. Espero conocer a muchos más en abril, cuando me desplace a Quero, a presentar una ponencia sobre «Humor cervantino y adversidad». Podré allí recomendar su ensayo, producto de la erudición pero aun más de su sabiduría para ver dónde está el oro. Como escribió Cervantes, «Si se sabe sentir, se sabe decir».

Pero hay más. El otro día, el cartero me trajo una grata sorpresa. El presidente de la Diputación de La Coruña, Valentín González, me ha remitido el libro sobre Siro caricaturista, dibujante y pintor, que se le ha dedicado. Otra maravilla. Sea con los pinceles o con las palabras, en serio o con retranca, una gran voz propia.

En una conversación telefónica me dijo: «¡Por fin tengo alguien con quién hablar de estas cosas!» O sea, del humor cervantino, camino que España no siguió. Dime, Siro, viejo nuevo amigo. ¿Tenía razón Unamuno y los españoles debemos salir a busca el sepulcro de don Quijote? ¿Tendría razón Sancho, hemos de colgarnos todos un zurrón y hacernos pastores? Felicidades por estas dos obras. Eres un doble que vale por tres.

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