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Ponferrada

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Mariano Rajoy animaba esta semana a los españoles a suscribir planes de pensiones privados. A su manera, nos advertía de que la vejez es muy canalla y hay que pensar en el futuro. «Ahora que las cosas van bien», decía el presidente, es el momento de ahorrar para la jubilación y para la educación de los hijos. Y el mensaje que nos trasmitía está muy claro; en una sola frase nos avisaba Rajoy de que las pensiones no serán lo que eran, un colchón para los últimos años de vida, y también nos advertía, por si acaso, de que nos vayamos olvidando de las becas .

No hace falta leer entre líneas para verlo. El derribo del Estado del Bienestar da un paso más con la excusa de la crisis, que todo lo justifica. Incluso cuando ya está superada, según nos dicen.

Y le ha faltado a Rajoy meter a la Sanidad en la misma declaración y animarnos a suscribir seguros médicos privados. Los usuarios, los que pueden hacerlo, los que ponen a la salud por delante de todo, los que son más previsores o no les queda más remedio, ya los están contratando.

No es extraño. En el Bierzo, con las listas de espera convertidas en un problema muy serio, la Consejería de Sanidad ha confirmado esta semana algo que los pacientes y los sindicatos llevan meses denunciando; para evitar que las estadísticas engorden, que las cifras empeoren, simplemente cierran las agendas de los especialistas, no conceden más citas durante un tiempo y le piden al usuario que tenga paciencia y aguarde unas semanas, unos meses, para volver a llamar y entonces sí, entrar en el listado oficial.

Lo sabemos porque la Consejería lo acaba de reconocer en una respuesta al procurador de Ciudadanos Manuel Mitadiel; el 1 de noviembre los dietarios de Oftalmología, Traumatología, Urología, Radiología, Gastroenterología, Dermatología y Cardiología para 2018 en el Hospital del Bierzo no estaban abiertos. La razón es que «faltan médicos».

Y claro que faltan médicos. Y falta dinero para contratarlos. Y falta voluntad política para consignar más dinero. Y no la hay, voluntad política de hacerlo, porque ni la sanidad, ni la educación, ni las pensiones públicas son las prioridades de nuestros gobernantes, decididos a cambiar el sistema de cobertura social que heredaron. Por ideología.