Cátedra de Literatura

«Insiste en lo que crees». Fue una de esas máximas de la herencia paterna que de vez en cuando vuelve a asomarse a las ventanas abiertas de las ilusiones y, por qué no, de los desengaños, que ambos forman parte de la condición del vivir. «Sobre todo, si no pides nada que pueda avergonzarte», añadía aquel buen hombre que ante todo vinculó parte de su vida al ejercicio real del compromiso. Aunque no de ahora mismo, sino de mucho tiempo atrás, la creencia planta cara de nuevo insistiéndome en la propuesta. Vuelvo a repetirla, a pesar de tantos oídos sordos y de tantas promesas incumplidas, después incluso de haber aceptado el enunciado con entusiasmo. Pienso ahora que aquel entusiasmo era fingido, no leal al menos.

Sin descender al detalle ni detenerme en las apreciaciones de él derivadas, creo que nadie puede poner en duda –no lo ponen al menos en muchos de los foros nacionales e internacionales que consideran el hecho- la vitalidad de la literatura escrita por leoneses —subrayen el contenido de las tres últimas palabras, para evitar equívocos—, en un momento especialmente álgido en la actualidad, y en el pasado inmediato especialmente, pero con una clara vocación de futuro si nos atenemos a las voces jóvenes que irrumpen en la escena con fuerza y con talento. No encuentro razón convincente que explique el fenómeno, pero tiene que haberla, sin duda. Esta circunstancia llevó en un tiempo a la propuesta de ‘León, ciudad literaria’, extensiva a toda la provincia, y a un rótulo que advirtiese ‘Avenida de los Escritores Leoneses’, con elementos identificativos. Parece que ambas duermen ya el sueño del olvido en favor de otras conquistas, no menos importantes, por supuesto. No se olvide, sin embargo, que lo literario y sus adyacentes conforman hoy una de las señas de identidad de esta tierra.

Como consecuencia de lo dicho, la propuesta, a quien corresponda de nuestra Universidad, de la creación de una Cátedra de Literatura específica, con el nombre que se estime conveniente. Nada extraño, puesto que nada tiene de restrictivo. Si universidad encierra el concepto de universalidad, poco más apropiado para tal fin. En las raíces literarias de nuestros escritores subyace el compromiso de lo universal asentado en lo local, un verdadero ejercicio de consistencia, honestidad y a veces difícil e inteligente equilibrio.

«Insiste en lo que crees». Aunque nunca se consiga. La verdad es que el asunto bien merece la pena.