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TRIBUNA

Confidencias entre gallos por Semana Santa

Publicado por
Máximo Soto Calvo asociación pro identidad leonesa
León

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M i ausencia temporal de León va a ser el invencible obstáculo que me impedirá asistir al pregón que Javier Fernández Zardón pronunciará en el Auditorio Ciudad de León, para presentar a los leoneses los recuerdos, vivencias y emociones procesionales de nuestra Semana de Pasión. A propósito de ello van estas letras, cumpliendo así, de paso, mi costumbrista propósito de aportar algo cada año.

El título elegido, hasta a mí me suena extraño, ya que la pretensión era decir algo sobre Javier y su Dulce Pregón, por aquello de Dulce Nombre de Jesús Nazareno, mas, teniendo a la vista el cartel anunciador del acto, para mi interpretación artística muy sugerente, me he fijado en los dos gallos casi afrontados. Pura anécdota, pero no me he podido sustraer a la idea de plasmar dos comentarios a modo de contrapunto.

El de la columna, en el paso La Flagelación, una situación de plena libertad interpretativa del escultor, marca el recuerdo de un canto de llamada, ni más ni menos, que un aldabonazo a la conciencia del más significado discípulo, Pedro el Pescador. Lo conoce muy bien Javier, y no sólo por ser bracero mayor.

Mejor que pronunciar el Pregón, debí decir orquestar, por dos razones al menos. El lugar de acogida, el Auditorio, sin más resultón, por mor de la Junta autonómica a la que dejamos encauzar por donde quiso la obra, es la primera connotación dadas las sonoridades musicales de instrumentos y voces que ya impregnan sus paramentos.

Y porque allí va a dejarse oír como nunca, con temple procesional, la voz siempre cariñosa de un personaje amable, tanto en lo gestual como en lo dicente, que se ha hecho querer; a quien nunca ha arrugado el esfuerzo paponil de bracero, ni la colaboración puntual en la Gran Semana, en la capilla de Santa Nonia y un largo más…

Conocí bien a sus padres, de ahí que no me extrañe el humano proceder respetuoso de Javier.

Mi condición de papón de acera, por vocación, primero de vecindad y luego tradicional, me llevaron a encontrar más de una vez, allá donde las estrecheces de las viejas calles te ponían en contacto directo con el sentir procesional, a su padre, Primo, bien pendiente de su joven retoño. A este respecto siempre tenía algún comentario que hacerme.

Y seguí a distancia su afición a los coches, como ejercitante conductor de competición antaño, a estudioso e informador de los modelos de cada momento, marcas, diseño y motor; impulsor le ha gustado más emplear,

La Semana Santa, su pasión, la ha vivido como pocos, la conoce como nadie, colabora, se esfuerza cada año en su mejor desarrollo. Unos datos nada novedosos, por ser de sobra conocidos y escritos, pero era de obligado cumplimiento significarlos. Lo ha fotografiado todo, y lo ha dado a conocer… Sobre el papón ha escrito su lenguaje, el glosario Palabra de Papón es muy buen ejemplo.

El segundo contrapunto, el gallo de la torre de San Isidoro, dorado y enigmático, algo más que veleta oficial sobre el osario real del Reino de León, el museo guarda el original entre cristales, dato éste que surge como un símbolo ocasional para pedir un suelo transparente para otro museo en ciernes, el que acogerá los Pasos de Semana Santa, en un Seminario vacío, largo tiempo ya, que en el subsuelo alberga un pasado histórico que poner también en valor, visible y por qué no visitable.

Nadie desconoce el entronque cofrade de Javier. Negro que te quiero negro, negro luto, negro hábito… cada año en pos de fraternal alborada. De su hondo sentir allá donde la fe actúa como «impulsor», un trivalente dianamizador: tracción, atracción y tradición, en dosis muy personales, creemos vislumbrar el origen de su comportamiento.

El espectador procesional hoy, es principalmente eso, espectador. Lejos queda aquel público que aportaba recogimiento y fervor. El del Dainos, por ejemplo, sencillo, comprometido y activo en la fe. Hoy el gran público no vibra ante el drama, se queda en lo estético. No reza, aplaude el esfuerzo de una puja exageradamente basculante y musicalizada. Alborozadamente pide espectáculo… es mi percepción.

Y nuestra cultura leonesa, de sobria dignidad, aun con la evolución lógica de los tiempos, mal puede tolerar lo novedoso sin el consiguiente menoscabo. ¿Lo hemos de asumir?, o ¿acaso estoy equivocado… pregonero?

Tendré oportunidad de leer cuanto en este medio se diga del Pregón de 2018, a cargo de Javier Fernández Zardón, que no dudo habrá sido de enorme interés cofrade y leonés. Lo haré con agrado y expectación. Discúlpeme el hermano cofrade, si en lo personal, me he quedado en sencilla semblanza, eso sí, surgida desde el mutuo afecto.