en blanco
Andrea García
Dicho sea en cristiano, aprecio sobremanera el complejo arte de no meterse en la vida y las cosas de los demás, pero la insobornable ética de la convicción me lleva a aparcar el calvario de la actualidad, casi insufrible castigo, para hablar de una chica joven y guapa, destacada por su afable condición y llamada a formar más pronto que tarde parte del selecto club de los elegidos. Ahora mismo, la pregunta de rigor entre la fauna urbana de gafapastas y demás especímenes de ultimísima generación consiste en el manido «¿Diseñas o trabajas?». Pero como la vida no tiene por qué dividirse necesariamente en Ciencias o Letras, por ejemplo, o en Lagartijo o Frascuelo, Andrea combina con el mayor de los entusiasmos los estudios de Medicina con su auténtica vocación, la pintura de categoría. Una disciplina artística en la que sobresale por su virtuosismo de rango postinero, capaz de hacer salivar al espectador. En el universo estético no hay demasiadas certezas ni afinidades, aunque la verdad es que sus dibujos son todo un lujo de perfección y belleza, un alarde de creatividad para los paladares exquisitos.
Ajena por el momento a las servidumbres de la fama y el incienso de los cumplidos interesados, de aquellos plagados de segundas intenciones, Andrea García no es una chica común, sino una mujer comedida y trabajadora que se resiste a seguir el camino antes trillado por otras jóvenes de su edad. Y por ello desde la niñez se ha consagrado de una u otra forma a la ciencia inexacta del arte, consiguiendo transmitir con sus pinceles toda una cordillera de emociones dentro de una obra que dispara la lógica del asombro y logra establecer un conjunto de unanimidades. Lo primero en la vida es que te lo tienes que creer… y que currar, evidencia que se hace visible en la inspirada potencia de su dibujar, auténtica pirotecnia visual que desata el aplauso unánime y un frenesí de admiración bobalicona. Opiniones y discusiones técnicas aparte, quédense con el nombre de una pintora con cuerpo y alma en su crear y dibujar, llamada sin duda a alcanzar los más altos destinos artísticos.