Diario de León
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PEDRO VICENTE
León

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El manual de los partidos políticos, de los viejos y de los nuevos, contempla dos posturas públicas ante los sondeos electorales. Si les son favorables, aunque internamente estén henchidos de satisfacción, de puertas afuera rebajan la euforia afirmando que lo importante es la tendencia al alza atribuida a su formación. Si les son desfavorables, se agarran al topicazo de que la verdadera encuesta es la que tiene lugar en las urnas el día de la votación, añaden la obviedad de que todo sondeo no es más que la fotografía fija de un instante y recuerdan los frecuentes patinazos de las empresas demoscópicas.

En el momento actual se comprende la nube en la que se ha instalado Ciudadanos ante el inusitado auge que registra en todos y cada uno de los sondeos electorales que se vienen publicando. Duplicar holgadamente en menos de dos años el voto obtenido en las anteriores elecciones generales constituye una progresión sin precedentes. En estas circunstancias es lógico que sus dirigentes, con Albert Rivera a la cabeza, se vengan arriba y se muestren dispuestos a partir la pana.

Pero Rivera, que ya no es novato en esto, debería ser algo más cauto antes de abrir un peletería de pieles de oso. Lo digo porque, a tenor de lo expresado hace unos días en León, él se ve en La Moncloa y a los suyos gobernando la Junta de Castilla y León, los principales ayuntamientos y hasta esas diputaciones provinciales que son partidarios de suprimir.

Más cauteloso en primer lugar porque, si Mariano Rajoy no decide adelantarlas, no toca celebrar elecciones generales hasta mediados de 2020, para lo cual faltan mas de dos años, plazo que en política supone toda una eternidad. Y en segundo lugar, porque no son extrapolables al ámbito municipal y autonómico las expectativas de unos sondeos referidos a unas hipotéticas elecciones generales. En absoluto. Mientras en las generales se vota básicamente siglas, en las municipales resultan determinantes las personas que integran las candidaturas. Y a su vez el mero número de listas municipales repercute, y mucho, en el resultado de las autonómicas, al celebrarse ambos comicios el mismo día.

De celebrarse hoy elecciones generales, seguramente Ciudadanos obtendría unos magníficos resultados en Castilla y León, aunque me cuesta trabajo creer que se erigiera en primera fuerza política. Pero la primera cita electoral va a ser con las urnas municipales y autonómicas, y en ella el partido naranja puede acusar el handicap de su incipiente implantación en el territorio, su reducida militancia y su escasa representación municipal, parámetros en los que se sitúa demasiado lejos del PP y del PSOE como para superar a ambos en esa doble contienda.

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