OPINIÓN
EDITORIAL: León pierde a un político valiente que hizo de la independencia su bandera
Cuando tanto se echan en falta políticos con autonomía y personalidad a León le toca despedir a un hombre que gobernó la ciudad durante casi 13 años —en dos etapas— que es fundamental para entender el leonesismo. Juan Morano forma parte ya de la historia de esta tierra por méritos propios y como una de esas personalidades capaces de no dejar indiferente a nadie. Llegó al gobierno municipal pocos meses después de las primeras elecciones locales de 1979 en una etapa en la que los ayuntamientos de España tuvieron por primera vez capacidad de maniobra y fondos para mejorar las ciudades. Esa coyuntura facilitó la consolidación de esos primeros regidores, como ocurrió en Ponferrada con Celso López Gavela, desaparecido recientemente.
Morano fue un político independiente, al que no le costaba enfrentarse a quienes no compartían sus posicionamientos, en los que siempre presumió de poner a León por encima de todo. Su dilatada carrera concluyó precisamente cuando se plantó frente al PP y pasó al Grupo Mixto del Senado al no compartir su postura hacia el carbón.
En su trayectoria quedan episodios singulares como la huelga de hambre o la unión de PSOE, la entonces Alianza Popular y el CDS para desbancarle de la Alcaldía con el llamado Pacto Cívico, un acontecimiento que fue noticia nacional porque se unían los tres grandes partidos contra un regidor independiente.
León le reconoce desde hace años sus méritos con el parque ubicado detrás del Auditorio y que lleva su nombre. Hasta que la enfermedad se lo impidió se mantuvo activo por las calles porque quería estar al tanto de lo que ocurría en su ciudad. Ahora llega el adiós definitivo, que también ha quedado empañado por una lamentable polémica. Dice la sabiduría popular que no hay que llegar primero, hay que saber llegar. En estos tiempos en los que los bulos, las noticias falsas y las difamaciones campan por internet el periodismo serio se hace más necesario si cabe. El anuncio prematuro de su fallecimiento en distintos medios de comunicación ha sido lamentable. Se actúa sin pudor y curiosamente lo hacen los que siempre están dispuestos a dar lecciones que nadie les pide.
En el periodismo, fundamental en una Democracia, se hace cada día más necesaria una reflexión sobre qué estamos haciendo y a dónde queremos encaminarnos. Informar requiere rigor, honestidad, trabajo y criterios profesionales imprescindibles como el contrastar las noticias. El fallecimiento de Morano ha puesto en evidencia las consecuencias del mal periodismo.
Descanse en paz un hombre valiente que daba ejemplo al anteponer la defensa de su tierra.