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Transición energética que llegue con alternativas para las cuencas

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León

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La llegada de Teresa Ribera, una auténtica activista del cambio climático, al ministerio de nueva creación que según se aventura aunará Energía y Medio Ambiente, debe activar todas las alarmas en el sector del carbón. Los sucesivos gobiernos han limitado la minería energética a la mínima expresión y parece razonable que se defienda la subsistencia de esas explotaciones, tanto por criterios económicos y laborales, como por la necesidad de que los países europeos tengan unas reservas estratégicas. Es cierto que el conflicto de los combustibles fósiles es inaplazable y que debe realizarse una trayectoria ordenada encaminada a su supresión. Pero no parece razonable ni admisible que todo se haga a base de decisiones o más correctamente de varapalos abruptos como los que han perpetrado los últimos ejecutivos y especialmente los del Ejecutivo de Mariano Rajoy durante la crisis.

Para León, como para otros territorios nacionales, son fundamentales las explotaciones mineras y también las centrales térmicas, en las que parece exigible que exista una cuota de mineral nacional. Toda esa actividad es totalmente necesaria al menos hasta que llegue una alternativa real y eficaz. El Plan del Carbón ya ha cumplido dos décadas. Y su balance es muy pobre. Se ha convertido en un auténtico enemigo para la propia minería. El balance de los 15.000 millones de euros gastados desde entonces es demoledor. Han tenido eficacia las prejubilaciones y la mejora de un buen número de infraestructuras. Pero al analizar los planes de formación o de inversión en alternativas se detecta una ineficacia máxima en la que todos los implicados —administraciones, empresariado y sindicatos— tienen una parte de culpa que se asoma periódicamente a la actualidad nacional en forma de escándalos más o menos velados. Con ese lastre es complicado defender a estas alturas que las cuencas merecen ser tenidas en cuenta en los nuevos planes industriales. Pero los representantes de los territorios mineros están obligados a seguir muy reivindicativos. El presidente Pedro Sánchez tiene un compromiso público realizado en León. Anunció una «solución justa» para mantener «lo que se pueda» de la minería del carbón. Ahora toca recordárselo. Teresa Ribera debe conocer el sacrificio y la solidaridad histórica del carbón para no dar la espalda a las cuencas. Ya no se trata de apurar el carbón. Es cuestión de hacerlas partícipes de los beneficios de esas nuevas inversiones que generará la transición energética que da nombre al ministerio.

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