Sencillamente un genio

E s un genio, y aún así le critican. Claro, somos españoles. No se puede estar más arriba en una disciplina deportiva. Es metafísicamente imposible. Es algo, además, reconocido por todo el mundo. Pues a pesar de todo, hay quien le critica y llega hasta insultarle. Somos un país al que le falta mucho por aprender. Nuestra terquedad, pesadez, incultura, y mala educación es lo más importante de nuestro currículo. Naturalmente con excepciones.

Les hablo de nuestro campeonísimo Rafa Nadal. No se sabe si es mejor deportista o mejor persona. Si en una disciplina es un diez, como ser humano, se sale del cuadro. Es español y presume de serlo. Bien es cierto que siempre cargado de humildad. Educación exquisita, respeto a todo el mundo, benefactor anónimo, orgullosos de lo que hace y, desde luego súper campeón.

Pero nuestro país no da tregua. No hay forma de destacar y que se reconozca y se valore, de verdad, en su medida lo que se consiga. Pienso a menudo que eso tampoco sabemos hacerlo. Ahora estamos teniendo una prueba más que significativa. Escribo este artículo cuando son siete los políticos del PP que van a hacer campaña para intentar ser el hombre o mujer que sustituya a Mariano Rajoy, como presidente/a del Partido Popular, por cierto chapeau para Rajoy por su forma sencilla y callada de retirarse, y en esa lucha están. Pues hablan bien unos de otros, de aquella manera. Y como menciono con frecuencia, somos un país que no tenemos arreglo, al menos en esta generación. Dios quiera que en las próximas se pueda arreglar, pero creo que no quiere. Esa forma de ser, ya forma parte de nuestro ADN.

Pero no me quiero separarme de Rafa Nadal y su enorme mérito.

Hasta los mismos franceses, que no le querían, demostrándolo en los primeros Roland Garros, han caído rendidos a su calidad deportiva, a su calidad humana, ya la quisieran para sí, y a su calidad de patriota. El talento al final, siempre se destaca y en el caso de nuestro Rafa Nadal lo hace de forma limpia y cristalina.

Nunca una voz más alta que otra para discutir, nunca un mal gesto, nunca una mueca que denote desprecio a algo similar. Rafa Nadal es, sin duda, el mejor deportista español de todos los tiempos. Y de eso, nosotros, sus compatriotas debemos presumir, sencillamente porque es verdad. De acuerdo que somos un país donde el deporte individual, ciclismo, motos, alpinismo, acrobacia aérea, golf, hípica automovilismo y, desde luego tenis, siempre ha encontrado acomodo y hemos tenido verdaderos campeones. Rafa Nadal es eso y muchísimo más. No vamos a dudar ni a olvidar la gesta y la importancia de Manolo Santana para introducir el tenis en nuestro país, donde no se sabía ni contar los puntos de un partido. Gloria a Santana y los que vinieron después que fueron muchos y muy buenos; Orantes Arilla, Gisbert, Couder, Moya, Feliciano López, Carlos Verdasco y muchos y muchos y muchos más. Pero, repito, admirando y concediéndoles mucho mérito a todos ellos, que lo tienen, debemos convenir que Rafa Nadal está a años luz. Rafa Nadal ha entrado ya en la categoría de mito, de leyenda, de genio. Y eso no se consigue fácilmente.

Solo los elegidos, llegan. Y ahí está este ser, que, por cierto, lo es todo en el tenis pero ¿le han visto alguna vez jugar a golf? Si tienen ocasión háganlo, por favor. Comprobarán qué quiere decir un deportista superdotado para varios deportes.

Por eso, quiero hoy, con toda la fuerza de la que sea capaz, presumir de nuestro campeón y darnos cuenta que este deportista ama a su país y está orgulloso de pertenecer a él. Y lo dice allá donde vaya y en cualquier ocasión. Y, que cuando surjan opiniones en contra, malas caras y hasta insultos, por ser y presumir de español, como ya ha ocurrido, que entonces saque esa fuerza que tiene para resolver los partidos en los que aparecen problemas pero donde él siempre tiene las soluciones. Callar y ganar.

Qué enorme mérito de él y que enorme orgullo nuestro.

¡Vamos Rafa!