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León

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Con las citas hemos topado, amigo Sancho. Cospedal tuiteó ayer una del Quijote, más falsa que el retrato de Cervantes que preside el salón de actos de la Real Academia. Ahora bien, no creo que le haya restado un voto, pues tampoco fue para tanto. De hecho, he empezado esta columna parafraseando incorrectamente una cita, pues el caballero andante no dice «con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho», sino «con la iglesia hemos dado, Sancho». Y en un contexto que nada tiene que ver con crítica alguna a la institución. Simplemente, llegan al centro del pueblo. Pero al imaginario colectivo le importan una higa estas menudencias para eruditos. Cospedal enseguida rectificó y explicó que la cita se la había mandado un amigo. A mí que me registren, no nos conocemos. Además, aquí donde me leen, soy el inventor del Quijotrón o la máquina de detectar falsos lectores del Quijote. Engendro que no funciona, esa es su gracia, pues no tiene sentido ir por ahí fiscalizando, lo que hace falta es leerlo. Decía Martín de Riquer que envidaba a quien no lo ha leído aún la novela, porque le queda el placer de la primera lectura. Bella forma de expresarlo.

El propio Cervantes firmaba unas veces con «uve» y otras con «be», porque los tiempos ortográficos lo permitían, aunque a saber que le habría dicho al respecto su maestro López de Hoyos. En fin, hasta el gran escritor echaba sus cabezadinas homéricas mientras escribía. Y luego, para rematarle la faena, el copista y en la imprenta también le hicieron sus desaguisados. Pese a ello, aquí estamos todos citando el Quijote, incluidos quienes lo han leído de oídas. Y eso que en su primer prólogo se guasea de la manía de citar por citar. Capón a Lope.

Aunque para farruco ante el propio error, Unamuno. Cuando el traductor al inglés de su ensayo místico humorístico Vida de don Quijote y Sancho le advirtió que había puesto en boca de Sancho Panza palabras que dice Sansón, alegó que era Cervantes el equivocado y no él. Toma del frasco, Carrasco. En fin, como dijo Cervantes: «Que toda la vida es sueño/ y los sueños, sueños son». Y si no lo dijo, bien pudo haberlo dicho, ¿o no? Ah, el citar, gran invento. Conocí a mi mujer en una cita a ciegas. Y hasta hoy.