Diario de León
Publicado por
Julián Álvarez González NEUROPSICóLOGO.CENTRO ALOIS COGNITIVA
León

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E l ritmo de crecimiento de la población mayor en España constituye un cambio histórico sin precedentes a la distribución de la pirámide poblacional. Estas variaciones poblacionales cuantitativas, conllevan un rápido cambio sociocultural que genera nuevos problemas, tanto de carácter funcional como social, sanitario y como no psicológico de la población mayor. La intervención de los psicogerontólogos (el arriba firmante lleva más de 20 años) en éste colectivo es ya un hecho.

La figura de psicogerontòlogo en los últimos años, debido a los factores sociodemográficos y los nuevos conceptos de salud, va teniendo cabida en el campo de la gerontología. Es importante celebrar este logro pues el hecho del envejecimiento, no puede describirse o abordarse sin tener en cuenta las tres dimensiones principales del ser humano: biológico-psicológico-social.

Las políticas de las diferentes administraciones empiezan a reconocer la importancia de este profesional, pero ha sido la iniciativa privada como siempre la que se anticipa y la que contrata a estos profesionales al constatar que su intervención incide directamente en la calidad del servicio que ofertan, e invertir en calidad siempre es rentable.

Ante este panorama cabe preguntarse ¿que es un psicogerontòlogo? Digamos que es un psicólogo sanitario especialista que se encarga del estudio del envejecimiento y del bienestar integral de los mayores, de la vejez y de las aplicaciones de estos conocimientos para promover la calidad de vida y el bienestar de las personas mayores y su entorno, por consiguiente su intervención debe de girar en los ámbitos: social, educativo, jurídico, de las organizaciones y en el contexto sanitario y asistencial.

Tras el recorrido sobre el rol del psicogerontólogo por los diferentes ámbitos, es de interés poner la lupa en el contexto de los servicios residenciales y de atención diurna, ya que es aquí donde su figura puede desplegar un abanico más rico de funciones, pues sus actuaciones profesionales van dirigidas tanto a los usuarios del servicio, como a las familias y al propio centro.

Desde este artículo pretendo comentar sucintamente como mejorar nuestra intervención en los centros y residencias de mayores como profesionales para conseguir esa calidad que defendemos. Todo empieza, cuando el psicólogo especialista en geriatría es contratado para trabajar en una residencia de mayores. Cuando se incorpora en el equipo, en la mayoría de los casos genera unas altas expectativas en el resto de los profesionales. Existe entre estos un imaginario colectivo que sugiere que, en aquellas situaciones más complicadas con residentes conflictivos y poco colaboradores, el psicogerontólogo actuará como un ‘mecánico’, al poseer una solución óptima a cada situación conflictiva. La realidad nos demuestra que, si bien el psicólogo clínico es un profesional sensible a este tipo de situaciones y que sus actuaciones son efectivas, existen síntomas y alteraciones (como son los trastornos de conducta y de personalidad) que son inevitables, sin existir una solución inmediata o momentánea.

En primer lugar el psicogerontólogo se encarga del acogimiento emocional del nuevo residente y de la entrevista que ayuda a configurar su historia de vida, lo cual es un instrumento potente a nivel terapéutico. Tras ello las competencias profesionales se centrarán en la evaluación del estado cognitivo, emocional, conductual y social del mayor para poder disponer de un punto de partida que permita diseñar planes de atención individualizados, las cuales deben ser cumplidos por las continuas evaluaciones de la calidad de vida de la persona.

Tras las evaluaciones, las intervenciones se encaminaran a la elaboración e implementación de mediaciones destinadas a estimular las funciones cognitivas superiores e intervención clínica individual sobre problemas emocionales y comportamentales, así como el diseño y realización de programas de mejora del bienestar en personas con demencia.

El acompañamiento en procesos de duelo ante pérdidas significativas para el residente, así como la elaboración y ejecución de programas psicoeducativos con el fin de dotar y enriquecer a las personas que puedan responder eficazmente a las demandas que plantea la vida cotidiana.

Los familiares de las personas residentes también merecen la atención y dedicación profesional, ya que no solo sirve para cubrir las necesidades psicológicas del familiar si no que también es un predictor importante para que la vida del residente se vea beneficiada.

Las actuaciones hacia este colectivo irán dirigidas a la atención e intervención individual en aquellos familiares que están teniendo vivencias difíciles con su realidad presente. El acompañamiento y apoyo psicológico a los familiares que están en proceso de duelo por enfermedad y/o muerte de su familiar residente. También es de interés la elaboración e implementación de cursos de carácter formativo para familiares así como de coordinación de grupos de autoayuda.

Para terminar diré que el psicogerontólogo se incorpora y colabora con el equipo multidisciplinar en la elaboración de los planes de atención individualizada como son planes de vida, informes externos, solución de incidencias, comités éticos, creación de nuevas propuestas, diseño y realización de investigaciones etc. teniendo competencia directa en diferentes aspectos de la organización como son los recursos humanos, en el análisis e intervención sobre el ambiente y sobre todo en las funciones destinadas a mejorar la calidad asistencial del servicio.

Por ello, es necesario integrar a estos especialistas en nuestras residencias y centros de día para poder ofrecer una atención integral y de calidad a nuestros mayores, pues el ser humano como todos sabemos es una realidad bio-psico-social.

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