La séptima norma

Hace poco recibí un escueto mensaje de correo electrónico de un amigo de quien llevaba casi 30 años sin saber, en el que me proponía tomarnos un café, pues iba a pasar unas horas en León. Acepté encantado, guardaba de Isidro grato recuerdo. Colaboramos en un suplemento de Educación, que coordiné en este periódico. Quedamos en El Cantábrico. Le bromé: «Soy el mismo pero con más pelo». Me contestó: «Mejor te reconozco yo, estoy algo cambiado». Cuando llegué a la cafetería estaba ahí, vestido de negro y con alzacuellos. No me extrañó. Lo raro hubiera sido que apareciese con túnica y entonando mantras. Era ya entonces religioso, de la Obra. Simplemente, la Gracia ha actuado. Hijo de un almirante de la Armada, recordé que le interesaba la actualidad política, pero como escenario de la naturaleza humana. Le conté que me había casado por lo civil. Me dijo muy sonriente: «Lo recuerdo, tu periódico informó que la novia aportaba dos hijos al matrimonio». Gran memoria, así fue. Escuché con gran interés su ilusión por la juventud, por la presencia del sacerdote en la calle. Le dije que, a mi entender, uno de los lastres de la política es que el perdón rara vez se utiliza para resolver conflictos. Me refería, claro, a perdonar y no al conchabeo. También le hablé de una certeza que expreso a menudo: la explicación al porqué del mal siempre resulta simple (trauma, avaricia, ambición), en cambio, la del bien es inabarcable. Al separarnos, le pedí que rezase por mí. Ya en casa, deje escrito en la libreta: «Idea para un cuento de misterio. Alguien recibe una llamada de un viejo amigo, al que hace años que no ve, y que se ha hecho sacerdote».

El padre Knox fijó en 1929 las diez normas del relato policial. La séptima advierte: «El detective no puede ser el que cometa el crimen». Esta es quizá la que se ha quedado más obsoleta, junto con la décima: «No deben aparecer chinos».

Cáritas ha abierto una tienda de ropa de segunda mano. Muy recomendable, vayan. Taché la anterior idea y escribí: «Alguien compra una chaqueta usada y descubre una carta oculta en el interior del forro. Ese mismo día, recibe la llamada de un amigo al que hace años que no ve y que ahora es sacerdote». Quizá lo inicie hoy o mañana.