Diario de León

cuerpo a tierra

Valladolid no nos deja

Publicado por
antonio manilla
León

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El «vuelva usted mañana» de Mariano José de Larra, tan español, ha transmutado en lo del título. «Valladolid no nos deja». Al menos en León, esta parcela antaño soberana de sus usos y costumbres, acude uno a cualquier trámite ante una administración y, a poco que se salga del planillo su petición, ya se sabe la última respuesta que va a escuchar uno y llevarse para casa envuelta: «Valladolid no nos deja». Es la fórmula mágica del burócrata local, el socorrido latiguillo con que se zanjan los asuntos de la cosa pública en primera instancia, sin buscar una alternativa ni mucho menos habilitar una solución. «Valladolid no nos deja». Punto. ¿Qué les dirán a los vallisoletanos con iniciativa o pujos de mejorar alguno de los múltiples aspectos en que las normativas y las legítimas aspiraciones de los ciudadanos colisionan? ¿Les mentarán, como en el siglo decimonono, el reglamento?

Como coartada o excusa de manual, me consta que se usa bastante. En estas fechas veraniegas, con cierta profusión, acaso por la mengua de personal en las oficinas. Un ejemplo sangrante. Llegan a la Dirección Provincial de Educación un puñado de profesores con la oposición sacada hace más de diez y quince años, pero sin destino definitivo desde hace todo ese tiempo, por lo que cada curso tienen que entrar en un indigno sorteo de plazas para saber dónde les reacomodan, y, como a alguien desde un despacho se le ha ocurrido cambiar ciertos criterios, resulta que ahora les toca más lejos que nunca. Los sindicatos, ni mu. Reclaman ante Educación con un escrito, porque en Salamanca, sin ir más lejos, ha imperado la sensatez y se han hecho oídos sordos a las insensibles pautas de salón, respetando la dignidad laboral, y, como contestación, les espetan: «Valladolid no nos deja». Otra muestra de poca cintura: va uno a Correos, a la oficina al lado de su casa, que no es la suya, para solicitar si le pueden adscribir a ella con el fin de evitarse más de tres kilómetros para recoger los paquetes que no le echan en su buzón, y ¿qué escucha? El hit de este verano: «Le entiendo, pero Valladolid no nos deja». Si las cartas de León para León ahora pasan antes por la ciudad del Pisuerga, casi había que dar las gracias, pero uno, cada vez que escucha ese «Valladolid no nos deja», piensa si no habría que dejar a Valladolid.

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