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Publicado por
aquí y ahora MANUEL ALCÁNTARA
León

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S olo por el mar, que sigue siendo un sendero innumerable, han llegado a España unas 30.000 personas, cada una con su hambre y con sus ganas de quitársela.

¿Quiénes les habrán contado que en este trozo de universo se vive mejor que en ningún otro aunque no se conozca ninguno de ellos?

En eso consiste una forma del patriotismo, quizá la más desagradable: en creer que los dioses, de suyo indiferentes, nos eligieron como destinatarios de sus favores mientras el Gobierno acerca a los presos de ETA, al mismo tiempo que niega rotundamente que en España haya presos políticos.

El célebre capo Charlín, que demuestra la inutilidad de luchar contra las vocaciones fuertes, ha sido detenido a sus 85 años. Sustituyó el contrabando de tabaco por el de la droga, que es mucho más rentable. El viejo zorro estaba en libertad condicional desde 2010 y su clan ha sobrevivido a los veinte años que su fundador pasó en la trena. Ahora el juez parece que opta por enviarlo de nuevo a casa por falta de pruebas. Creo que fue San Eulogio el que definió a los poseedores de grandes fortunas como ladrones o como hijos de ladrones. Una exageración porque hay potentados que jamás se han llevado lo que no era suyo, ya que se lo han servido en bandeja de plata y ellos lo han convertido en oro.

Mientras, las jóvenes argentinas, siempre más valientes que los jóvenes, lideran en las calles la lucha a favor del aborto, que ellos llaman «procreación consciente» y no sin algunas razones. El divorcio y el matrimonio gay también dividieron al país. De momento el Senado ha optado por dar un no que lo único que parece que va a conseguir el aplazar un debate en el que Argentina amenaza con polarizar aún más las posturas a medida que siguen pasando los tiempos.

No es cierto que la historia se repita ya que lo que hace es volver a volver, como las afamadas golondrinas becquerianas, que son siempre las mismas aunque nos parezcan más oscuras cadas día que pasa. La culpa es de los balcones, no de nuestra mirada, a pesar de lo que nos dicen.

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