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Publicado por
David Díez Llamas sociólogo
León

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A nte las anunciadas elecciones al Parlamento Europeo de mayo del 2019 se empiezan a ver intentos de agrupar las fuerzas de extrema derecha que se reparten por los diferentes países de Europa.

Liderados por el asesor de Trump, Steve Bannom se está promoviendo esa unión a la que han querido denominar «Movimiento». Aquí en España (especialmente los que vivimos esa época) sabemos de lo que significaba en el franquismo «El Movimiento». La extrema derecha europea no tiene pudor alguno en recuperar esa denominación con resabios a dictadura. En España tienen como principal referencia a Vox.

No creo que sea casual que en la promoción de este «Movimiento» se encuentre una persona que ha estado en la órbita de un presidente como Trump que ha definido a Europa como su «enemigo comercial» y que defiende «el brexit más duro». Tampoco creo que sea una mera coincidencia los lazos que unen a Steve Bannom con Cambridge Analytica.

Este «movimiento» se proclama salvador de «las esencias» de Europa frente a las «invasiones» procedentes de personas que llegan de otros continentes. La exaltación de la «raza pura» y definir el contacto con otros como «contaminante» es en mi opinión la esencia de cualquier fascismo (tanto el que se declara abiertamente como tal, como aquellos otros que lo ejercen aun cuando lo puedan dar cobertura con otros «mantos» ideológicos).

Ese «movimiento» que no tiene pudor alguno en reconocerse como «racista», es una amenaza a la propia existencia de la Unión Europea. No hay que olvidar los importantes resultados electorales que han conseguido este tipo de fuerzas en Francia, Italia, Alemania o los países nórdicos (entre otros). El que uno de cada cuatro británicos diga que votaría a un partido antinmigración no deja de ser preocupante. Se conoce que el triunfo del brexit fue posible en base rechazo a la política de inmigración de la Unión Europea. Por otro lado se pudo comprobar que el brexit tuvo sus mayores apoyos allí donde había menos inmigrantes. Así el apoyo a la salida de los británicos fue ampliamente mayoritario en zonas rurales, pero en Londres fueron más los que preferían quedarse en la Unión Europea.

Los valores democráticos y de defensa de las libertades son propios de la propia identidad europea. Los requisitos para forma parte de la Unión Europea no son sólo de tipo económico, son también políticos. Tal vez por ello mismo ese «movimiento» tiene entre sus puntos comunes promover la salida de sus respectivos países de ese proyecto común europeo.

La libertad se forja a través de la unión entre diferentes, buscando puntos de encuentro. Los fascismos siempre han querido imponer su propio proyecto a los demás. Hay un concepto supremacista que les lleva a considerar que la verdad es su verdad y hay poco que dialogar con los demás. Por eso mismo entiendo que es este un «movimiento» de conveniencia y con un carácter coyuntural. Creo muy complicado que puedan definir estrategias comunes de tipo económico y político entre «los auténticos finlandeses», el «Frente Nacional» y Alternativa para Alemania. En los fascismos no se comparte, se domina al otro y a los otros llegando en ello hasta la barbarie.

Por todo ello en esas elecciones europeas, en mi opinión la principal división deberá estar entre los que defienden la Unión Europea vinculada a la democracia y la libertad, frente a aquellos que quieren destruirla para instalar políticas de tipo fascista. Ello incluso por encima de lo que puedan ser las divisiones ideológicas. Se hace necesario marcar diferencias frente a los excluyentes. Tampoco valen medidas excesivamente proteccionistas en lo económico.

No hay que olvidar que en Italia La Liga Norte ha alcanzado el Gobierno con el apoyo del Movimiento 5 estrellas. Parece que Luigi di Magio ha encontrado más puntos comunes con Matteo Salvini (y su rechazo a la acogida de inmigrantes en Italia) que con el líder del PD Matteo Renzi. Desde este «movimiento» se considera a Italia a modo de ensayo en lo que es la forma de gobierno. Les gustaría que se pudiera extender a otros países ese tipo de alianzas.

Es verdad que este tipo de partidos han ido creciendo en muchos países de Europa. Cabría decir que España es uno de los países donde cuentan con menor presencia. Si Vox es su referencia en España, hay que decir que su implantación como partido es muy pequeña. En las últimas elecciones generales Vox tan sólo alcanzo un 0,20% de los votos (46.781 votantes). Las cifras de España nada tienen que ver con los datos del Frente Nacional en Francia, Alternativa para Alemania o la Liga Norte. Sin embargo el apoyo económico y político de esos partidos hacia Vox podría estimular su crecimiento.

La gestión de los problemas que afronta Europa es muy compleja. Habrá dudas sobre lo que pueden ser las mejores medidas a implantar. Será normal que se den diferencias. Sin embargo en lo que creo que si hay que llegar a un punto de acuerdo es que en este «Movimiento» que se está impulsando desde las posiciones de extrema derecha no vamos a encontrar las soluciones. Más bien puede contribuir a agravar los que ya tenemos.