cartas al director
Los errores de Sánchez
A José María Aznar le costó aceptar —y desconozco si lo habrá hecho ya— que su foto de las Azores con los pies encima de la mesa y fumándose un puro, era impropia del cargo que representaba. Al igual que digirió con dificultad la autoría de los atentados del 11 de marzo en Madrid. Zapatero se resistió a reconocer —y dudo que a día de hoy lo haga— a tiempo la crisis económica. Y Rajoy miró tantas veces hacia otro lado mientras la sombra de la corrupción le perseguía, que cuando quiso hacerse cargo la moción de censura le había finiquitado contra todo pronóstico. Dan lo mismo las buenas acciones de Gobierno de todos ellos. Sus mandatos han quedado eclipsados en los libros de Historia por lo que no supieron resolver a tiempo. Traigo lo anterior a colación porque en el corto periodo que Pedro Sánchez lleva en La Moncloa, está demostrando cierta dificultad para reconocer aspectos relevantes que pueden lastrar su gestión. El primero es que los fondos públicos deben emplearse para fines públicos y no privados. El segundo es que su propagandística intención de mostrarse más garante de los derechos humanos que otros, puede generar un problema humanitario no sólo a España, sino a los propios migrantes. El tercero es que mientras el fugado Puigdemont le limita su «periodo de gracia», él observa «reciprocidad». Y el cuarto es que como sus antecesores, va camino de darse cuenta y aceptar todo ello cuando no tenga más remedio que las urnas.
LUIS ALBERTO
RODRÍGUEZ ARROYO