Contra las mafias
Las grandes líneas de delincuencia común organizada suelen estar impulsadas y patrocinadas por grandes mafias de potentados sin escrúpulos que dirigen y financian el negocio entre bastidores, con suficientes intermediarios como para que sea muy difícil aprehenderlos y desmantelar las organizaciones. Ocurre con el narcotráfico. Las cárceles están llenas de pequeños traficantes mientras los verdaderos culpables sestean en sus mansiones erigidas sobre cadáveres de fallecidos por sobredosis. El caso de los manteros es menos cruento y obviamente de importancia secundaria, pero su proliferación empieza a ser inquietante porque degrada el paisaje urbano, lesiona el comercio autóctono, violenta la propiedad intelectual de las marcas pirateadas y también esclaviza a quienes están a la intemperie vendiendo en las calles con muy escaso margen mercancías falsificadas, siempre expuestos a ser detenidos. Deberían los cuerpos policiales desarticular estas redes de importación, que tampoco parece que resultaría tan difícil, y los manteros desaparecerían incruenta y espontáneamente.