EDITORIAL | Un año sin soluciones para La Cabrera

Cuando hoy se cumple un año del comienzo del incendio que azotó la comarca de La Cabrera, el más devastador del país ocurrido en la última campaña, se hace obligado recordar a los damnificados, los pueblos y sus vecinos, que aún esperan la llegada de los remedios —«soluciones a la carta», dijeron— prometidos por la Junta. El Gobierno nunca llegó a tramitar la declaración de Zona Gravemente Afectada por Emergencia de Protección Civil, que tanto la administración autonómica como la Diputación se comprometieron a impulsar, y el área afectada —casi 10.000 hectáreas pertenecientes a dos municipios, Encinedo y Truchas— ha supuesto una importante reducción de ingresos porque ya no pueden ejercer los aprovechamientos del monte por la prohibición que impone la ley a las tierras quemadas.

En los doce meses transcurridos ha dado tiempo a recibir muy buenas palabras —los de allí se han cansado de oír una y otra vez los millones invertidos en la restauración del monte— pero sin abordar cuestiones también prioritarias como el pasto para el ganado, que suele comer todos los días, o la renovación de las captaciones de agua dañadas en los pueblos.

Tampoco se ha hecho nadie eco de la propuesta de una de las asociaciones con más presencia en la zona de que se valore la declaración de parque natural, una medida que pondría en valor la comarca.

«Todos queremos olvidar esta pesadilla», dijo hace unos meses el consejero de Medio Ambiente. Y, a la luz de los hechos, parece que al menos él lo logró.