El retiro del Gobierno
E l presidente del Gobierno ha convocado este sábado a su ejecutivo a un «retiro» en Quintas de Mora. Realmente llevan poco tiempo al frente del país, pero es verdad que necesitaban reflexionar. Quizás, la primera reflexión que el Gobierno debería considerar es que la llegada de Sánchez no abre una nueva época. Es una demasía que no se ajusta a la realidad. Es querer dotar de una épica inexistente a la acción política. Lo que si se ajusta a la realidad son otras cuestiones en las que el Ejecutivo debería andar con más tiento y lo primero es aceptar que tienen solo 84 escaños de 350. Una minoría nunca vista en un Gobierno.
Por ello, en apenas dos meses y medio llevan ya ocho decretos leyes, esos mismos que Sánchez, en la etapa de Rajoy, consideraba un atentado a la vida parlamentaria y con razón. En un sistema parlamentario lo propio es parlamentar, pactar, discrepar, ganar y perder porque esto y no otra cosa es la vida democrática.
Con 84 escaños pocas cosas se pueden hacer, si no es recurriendo a instrumentos que siendo legales deben estar jurídicamente bien fundamentados para no erosionar ni la vida parlamentaria, ni el sentido ultimo de los decretos leyes. Que Rajoy tenga en su haber 78 decretos leyes no justifica que su sucesor en La Moncloa haga lo mismo. ¿No se había abierto una nueva época?
No suena a nueva época que no conozcamos la lista de quienes se acogieron a la amnistía fiscal, tantas veces solicitadas cuando estaban en la oposición. El Gobierno del PP no la hizo publica, se decía entonces, porque en la tal lista había nombres que comprometían a los populares. Ya en el Gobierno, descubren que si Montoro no la dio es porque no podía darla. Cabe preguntarse si en este asunto no será posible un decreto ley para levantar los impedimentos de hacerla pública. Puestos a gobernar a base de decreto ¿por qué no intentarlo en este asunto?.
Es verdad que cuando se esta en la oposición la vida se ve de distinta manera a cuando se llega al Gobierno y esto le está ocurriendo a Pedro Sánchez tanto con la famosa lista de la amnistía fiscal, como con el peliagudo problema de la emigración.
Lo que no se arregla con decreto, y eso lo sabemos todos, es la situación catalana. El Gobierno ha optado por rebajar tensión e intentar el diálogo. No quiere ruido, pero son los independentistas los que se encargan de hacerlo todos los días. Y mientras todo esto ocurre y mientras Podemos anuncia acuerdos que el Gobierno aun no ha confirmado oficialmente, y que si se confirman el Senado puede quedar reducido a casi, casi una reliquia. Para tener 84 escaños hay que reconocer que han entrado como elefante en cacharrería. El Gobierno debería buscar el consenso más amplio posible, pero ha renunciado a él desde el minuto uno.