TRIBUNA
El valor económico de la identidad histórica
S omos muchos los leoneses que tenemos la sensación de que se nos ha robado la identidad histórica como pueblo. Además diríamos que ese robo hay que asociarlo al enmascaramiento de la historia de una España plural y progresista. Se ha dicho muchas veces que la historia la escriben los vencedores y son ya muchos los siglos en los que a los leoneses nos ha tocado el papel de los derrotados.
Los problemas actuales para vertebrar España hunden sus raíces en un modelo de país que no ha sabido conjugar adecuadamente «unidad y pluralidad». El modelo leonés de España se basaba precisamente en eso y le dio forma en el «Regnum Imperium Leonés». En ningún caso cabe asociarlo al modelo de los partidos independentistas que simplemente tratan de contraponer dos unidades («la española» y «la suya»).
En todo caso ese robo de la identidad histórica, no sólo tiene un valor cultural sino que tiene un claro reflejo en la propia economía del territorio. No es casual que en la Región Leonesa encontremos las mayores tasas de despoblación y envejecimiento, mientras por el contrario Valladolid crece en población. Cabe recordar que en 1983 la provincia de León superaba a la de Valladolid en 38.809 habitantes, mientras que en la actualidad la provincia castellana supera a la leonesa en 56.355. Ese descenso también ha afectado a las otras dos provincias leonesas (Zamora y Salamanca) como más extensamente he tratado de exponer en mi artículo «despoblación y marco autonómico» publicado en mayo de este mismo año en este periódico.
Creo que hay que establecer una clara conexión entre despoblación y declive económico. Es una evidencia que la inmigración huye de los países pobres para buscar instalarse en los económicamente más poderosos. Ello también es extensivo a las corrientes migratorias que se dan dentro de España.
A la vez creo que se hace necesario conocer los motivos por los que se ha dado un descenso demográfico en la Región Leonesa mientras que aumenta la población en Valladolid. Más allá de la diferente evolución de sus economías hace falta adentrarnos en las causas de esos distintos comportamientos.
En mi opinión el que desde las instituciones se fomente que se diluya la identidad histórica leonesa tiene mucho que ver con ese proceso. El «no ser nadie» y que reiteradamente se identifique «lo leonés» con «lo castellano» (ante la pasividad de las instituciones) entronca directamente con el declive económico y demográfico.
Las marcas comerciales gastan muchos millones de euros en publicitar sus productos con el objetivo que el consumidor sepa reconocerlos y apreciarlos. Sin embargo en el caso leonés ese dinero se utiliza para ocultar lo leonés y fomentar la identidad «castellano-leonesa» (como a través de la Fundación Villalar). Como nadie busca tirar el dinero, habrá que concluir que se han dado efectos en ambos casos y que han tenido algún tipo de repercusión en nuestro devenir.
La concentración de los centros de poder autonómico en Valladolid ha tenido unos efectos directos en el empleo público, pero también indirectos en el empleo privado. Además las decisiones adoptadas han favorecido la concentración de poder en un modelo territorial impuesto de forma no democrática a los leoneses (y al que han mostrado su rechazo tanto a nivel de ciudadanía como a nivel político).
Esa pérdida de identidad histórica lleva a que los Picos de Europa se asocien a Asturias o Cantabria o a que los Ancares se vinculen a Galicia. Claramente ello tiene unas consecuencias negativas en el desarrollo del turismo. Los clientes potenciales del turismo leonés son muy diferentes de los que pueda tener Ávila o Segovia.
Los países tratan de prestigiar el «made in…» de forma que ello contribuya a que el cliente busque sus productos e incluso pague un plus por ellos. Sería algo que podemos ver cuando se habla de «tecnología alemana» o «los relojes suizos». Sin embargo «lo leonés» desaparece como denominación. Se busca diluir esa identidad. Es mucho el dinero público que se utiliza para ello (por ejemplo a través de «Tierra de Sabor»).
No es tampoco casual que ese declive económico y demográfico afecte especialmente a las zonas rurales. Los valores culturales e identitarios se asientan en mayor medida en ese territorio. Esta evolución negativa se vincula a que con ella van desapareciendo formas de vida propia y rasgos particulares (desde las juntas vecinales, hasta el idioma leonés).
El cambio en la evolución debe venir asociado a «poner en valor» la propia identidad histórica leonesa que ha jugado un papel esencial en la historia de España. Desde ese punto de vista un primer paso será el reconocimiento de que en la actual autonomía conviven dos identidades, la identidad leonesa y la identidad castellana. No existe por tanto la identidad castellano-leonesa. En ese punto estaban de acuerdo los grandes partidos que firmaron el Acuerdo por la Identidad Leonesa (PSOE, PP y UPL). No sería mal punto de partida plasmar en la realidad cotidiana lo que allí se ha firmado (e incorporar a ese acuerdo a los «nuevos partidos»).