El nuevo sindicato
H ace dos días, llegamos a un acuerdo que va a durar mucho más que algunos de nosotros: la inscripción en el registro del que se llama a sí mismo ‘sindicato de trabajadoras del sexo’, que por cierto, también incluye a hombres. Quienes se oponen a esa medida están fuera de época, aunque estén dentro de la razón y sepan que es un truco para legalizar la prostitución, que no es el oficio más antiguo del mundo porque le antecedió el de la Celestina. Cada cual se gana la vida como puede, incluso poniéndola peor. Mientras, Pedro Sánchez advierte a Quim Torra con aplicar otro artículo 155 de la Constitución.
El presidente del Gobierno ha dicho desde Bogotá que está en su mano, sin especificar si es la derecha o la izquierda, aplicar el célebre artículo 155. Sabe Pedro Sánchez las mismas cosas que trata de ignorar Quim Torra, pero entre agravios y disculpas, lo que observamos las personas corrientes es que se ha subido la factura de la corriente eléctrica, que es la que más repercute en la zona más erógena de nuestro organismo, que es el bolsillo.
El 80% de los españoles pide, ya que no puede exigir, que no haya cambio de hora. Por lo menos, que los relojes se estén quietos mientras Quim Torra habla del ‘procés’ y en los ayuntamientos catalanes se arenga a la independencia por megafonía. A todo eso, la pancarta contra el Rey ha llegado a la Fiscalía, pero de ahí no va a pasar. No nos sirve eso de «paciencia y barajar» porque los tahures son los dueños de la baraja. Por suerte, no de todas las cartas. Aunque estén mugrientas sirven para que el juego siga.