LA GALERNA
‘Odiadores’ de profesión
No sé si llamarles maleducados y groseros o simplemente pasar de ellos, que es lo que más les molesta. Si, ya sé que está el mundo lleno, pero es que no hago más que ver cómo esta gente campa a sus anchas por el mundo. Y no hablemos de las redes sociales, donde todos somos muy valientes.
Ya lo comentaba por aquí hace poco, son un filón con muchas cosas buenas, pero —como todo en la vida— tiene su lado oscuro: son también el mayor escaparate de la ignorancia nacional y el escudo tras el que se protegen algunos cobardes. Esos que poco dicen a la cara y mucho tras el filtro que les otorga una falsa identidad.
Todos los días veo a esta gente poner a parir a cualquiera. Así, sin más, casi sin excusas, por el simple hecho de meter cizaña o de molestar al prójimo. Tengo entendido que hasta algunos de ellos se dedican a eso, ‘haters’ u ‘odiadores’ profesionales se llaman. Menudo trabajo, con la de tiempo que debe llevar hacer eso. Y qué forma de envenenarse y envenenar a los demás. Poner la puntilla a todo, buscar dónde hacer daño simplemente por placer. Tiene que haber de todo en este mundo, supongo que será esa la explicación, porque no le encuentro otra un poco coherente.
Esto es bastante habitual en los perfiles de famosos. Sigo por placer o por simple cotilleo a una de las famosas nacionales con más seguidores en Instagram. Tiene más de dos millones, toda una hazaña en estos tiempos que corren, en los que ser ‘influencer’ se ha convertido en una forma de vida y en una alocada carrera por ver quién se convierte en objeto de deseo de las marcas, que llegan a pagar fortunas para que un famoso les etiquete en una foto. El caso es que, día sí y día también, esta famosa actriz que comentaba recibe críticas de lo más variopintas, algunas de ellas con muchas ganas de hacer daño. La excusa puede ser cualquiera, desde la ropa que se pone hasta la máscara de pestañas, que quizás tenga un matiz tornasolado que disguste a alguien hasta el punto de insultarla o mentar hasta a su madre. Están esperando con ansia la próxima publicación para volver a hacerlo. A éste y al otro, a todo el que se ponga por delante. Que digo yo que si no te gusta lo que ves, ¿por qué no te piras y sigues a alguien que te haga feliz? Pero complicado cuando tu felicidad sólo depende de incordiar a los demás.