Recuperar Feve, un pulso que León no puede permitirse el lujo de perder

Que desde las administraciones sigan rasgándose las vestiduras por la despoblación galopante y organizando comisiones de estudio y grupos de trabajo para atajarla, mientras se abandonan inexplicablemente aquellos servicios que son las raíces que permiten fijar a los habitantes en el medio rural, es una tropelía insultante e inadmisible. En León buen ejemplo de esta doble moral pública es el incomprensible abandono de Feve, la línea que durante más de un siglo ha cosido la ribera del Torío hasta Guardo con la capital. La dejadez en esta arteria vital para la zona no es nueva, ya a finales de 1991 se tradujo en el cierre del tráfico de viajeros por motivos de seguridad, y fue todo un reto conseguir que la rentabilidad social se impusiera a la económica para retomar el transporte.

Hace ahora siete años que los trenes de Feve se quedan en La Asunción y no llegan a la estación de Matallana, en un interminable proyecto de integración cuya parálisis resulta inexplicable si no se justifica en la voluntad firme de acabar con la histórica línea. Algo absurdo cuando finalmente se han concluido las obras. En este tiempo, gracias también a un servicio obsoleto e incierto, que obliga a los pasajeros con excesiva frecuencia a alternar los viajes en tren con el autobús, la línea ha perdido 220.000 viajeros anuales. Dos tercios de los que tenía en 2010.

El día 19 los leoneses están llamados a salir de nuevo a la calle para defender otro servicio vital para el futuro de una provincia que no puede consentir más pérdidas. La participación debe ser contundente. Mantener el pulso hasta vencer la indolencia administrativa es una necesidad irrenunciable.