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Publicado por
al día RAFAEL TORRES
León

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P lagiar, lo que se dice plagiar, plagiamos todos, principalmente los escritores, pero de ahí a fusilar la Wikipedia media algún que otro abismo. Los escritores plagiamos cuanto hemos leído y cuanto, no habiéndolo leído, alguien se nos adelantó a escribir, pero en la mayoría de los casos no lo hacemos deliberadamente ni con la intención de apropiarnos de la obra ajena. Mucho menos, con el propósito de pillar un máster. Según la dimitida Carmen Montón, su trabajo de corta-pega para exhibirse ante el mundo como toda una eminencia en lo tocante a la reproducción asistida desde una perspectiva de género (?), y con el cual obtuvo un máster de esos que regalaba la Universidad Rey Juan Carlos a los amiguetes y a los jóvenes y prometedores ‘influencers’ de la política, sólo tenía un defectillo, un pequeño pero, que estaba «mal referenciado». La verdad es que no estaba referenciado en absoluto, esto es, que prescindía de hacer referencia alguna a los verdaderos autores del mismo, o, lo que es lo mismo, que era una plagio como una casa.

Siendo gravísimo todo lo demás, como en los casos conocidos de Cristina Cifuentes y de Pablo Casado, esto es, las matrículas fuera de plazo, la no presencia en las clases obligatoriamente presenciales, la falsificación de las actas para dar como aprobadas asignaturas que no lo habían sido, las convalidaciones masivas o extravagantes, los trabajos inexistentes y tantas otras pillerías, lo más horrible en el caso que nos ocupa, en el de la exministra Montón, es su forma tan cutre de plagiar, que hasta de la Wikipedia arrambló, al parecer, lo que pudo. Uno de los dos divinos mancos, el gran Ramón María del Valle-Inclán, plagió en su novela La Cara de Dios la obra teatral de Carlos Arniches del mismo título, pero mejorándola maravillosamente, y lo mismo cabría decir de tantos otros plagios sublimes de la Literatura. La señora Montón no ha mejorado nada, y eso que cuando se resistía a dimitir.

Todos plagiamos más o menos deliberadamente, pues es inevitable, y pues lo es, se nos ofrece una eximente para la culpa, mejorar lo plagiado. Me temo que, por mucho que nos presenten a Montón como el hada que nos devolvió la Sanidad Universal robada, ésta señora ni mejoró ella ni mejoró nada. Las hadas, o no plagian, o plagian mejor.