Cerrar
Publicado por
PEDRO VICENTE
León

Creado:

Actualizado:

Se las prometía felices Pedro Sánchez cuando, tras nombrar un Gobierno en apariencia solvente, se olvidó de su compromiso de convocar inmediatamente nuevas elecciones generales, proponiéndose retrasar al máximo dicha convocatoria, a ser posible hasta el final de la legislatura (mediados de 2020). El argumento esgrimido era la necesidad de dotar al país de la estabilidad política de la que venía careciendo. Y como primera medida para desbrozar ese camino optó —cuestión de mero posibilismo— por prorrogar los últimos Presupuestos Generales aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Sin embargo, la buena estrella de Sánchez y de su Gobierno ha comenzado muy pronto a declinar. Y no tanto por su precario respaldo parlamentario, que también, sino por la ausencia de una hoja de ruta y una tendencia a la improvisación que ha ido propiciando todo un rosario de desatinos, bandazos e incongruencias. Una manifiesta insolvencia que, para mayor inri, se ha pretendido contrarrestar a base de nuevos globosondas y golpes de efecto sacados de la chistera (el último, nada menos que con el alcance de reforma constitucional) que han contribuido a minar aún más su credibilidad.

En medio de esa deriva adversa, y mientras la fiscalía exoneraba a Pablo Casado en el asunto de su «máster», arreciaban las acusaciones de plagio en la tesis doctoral de Sánchez, receptor ahora de la patata caliente del escándalo de las titulaciones académicas. Un episodio que ha colocado al presidente del Gobierno en sus horas más bajas.

En la actual coyuntura, solo la aprobación de unos nuevos Presupuestos del Estado haría viable la supervivencia del gobierno Sánchez. Y ello constituye toda una carrera de obstáculos, comenzando por el de salvar el veto que pretende aplicar el PP en el Senado. Después, quedaría por ver si el eventual acuerdo presupuestario entre PSOE y Podemos consigue el imprescindible apoyo de los nacionalistas vascos y de los independentistas catalanes, es decir, si se reproduce el encaje de bolillos de la moción de censura ahora en forma de cuadratura del círculo presupuestario.

Todo ello mientras arrecia la oposición implacable del PP y Ciudadanos, que en la práctica están actuando como un solo bloque, solicitando día sí día también, lo mismo la aplicación del artículo 155 en Cataluña que la convocatoria de elecciones generales. Un escenario político envenenado en el que ni que decir tiene que todos sin excepción actúan, por mucha impostura que le echen, pensando exclusivamente en sus propios réditos electorales.