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TRIBUNA

Sanidad y medio rural: miedo al abandono y miedo al olvido

Teresa Gutiérrez

Publicado por
TERESA GUTIÉRREZ ÁLVAREZ / Pedánea de Benillera, alcaldesa de Carrocera y diputada provincial de León
León

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Un mal funcionamiento de la Atención Primaria afecta negativamente a todo el sistema sanitario. Así que el hecho de la falta de cobertura de ausencias de profesionales en nuestros centros de salud repercute de distintas maneras tanto en la salud de las y los pacientes como en el uso «indebido» de las urgencias y de la atención hospitalaria (dejando claro que ese uso «indebido» o no apropiado, lo fuerzan quienes tienen la responsabilidad de la organización de la prestación del servicio en atención primaria)

En León las actuales autoridades sanitarias demuestran una gran hipocresía y bastante cinismo.

Atribuir la escasez de cobertura estable de plazas al desplazamiento voluntario de facultativos es una irresponsabilidad y un intento de impedir el ejercicio legítimo de los derechos laborales. Y atribuirla a la falta de profesionales con titulación no es más que otra demostración de cortedad de miras y de incapacidad para gestionar. Porque demuestran no ser capaces de resolver el día a día y además no planificar a medio ni a largo plazo tanto el trabajo directo propio como el que exige coordinar la formación con la necesidad de profesionales formados.

Es de elemental ambición humana que quienes trabajan en determinadas zonas, (como podríamos decir sectores, horarios...) sin incentivos del sistema, aprovechen cualquier oportunidad para trasladarse a otro lugar... Y es de elemental sentido de justicia que para fijar personas a plazas/zonas/centros hay que compensar situaciones y además es imprescindible establecer posibilidades de rotación para no perpetuar a nuestros profesionales en situaciones que dificulten su evolución y crecimiento profesional.

Es de general conocimiento en nuestros pueblos que el grado de atención en el medio rural lo mantienen médicos y enfermeras, enfermeros y médicas. Y sabemos en nuestros pueblos que colocar precipitadamente un cartel anunciando que se anula o se cambia una consulta es la última consecuencia de una presión, ahí ya insoportable, sobre las personas.

Es fácil caer en el populismo y el sensiblerismo haciendo loas personales, cuando lo que se requiere son reconocimientos profesionales y críticas rigurosas al sistema y a quienes, asumiendo voluntariamente la responsabilidad de organizarlo, pretenden descargar su inacción o su incapacidad en quienes nunca han faltado al cumplimiento de las suyas.

Que el consejero de Sanidad y la gerente provincial pretendan trasladar a médicas y médicos de nuestro sistema público de salud (incluso por introducir la ironía, a quienes no han querido serlo) la responsabilidad de la falta de cobertura de plazas (e incluso pretendan que se haga espionaje y delación en su caso, sobre cumplimiento de horarios) no hace sino confirmar la ya arraigada percepción de que no nos merecemos los responsables que tenemos.

El mal funcionamiento de la Atención Primaria afecta también negativamente a la calidad de vida de las personas que aún viven en nuestros pueblos y, en consecuencia al mantenimiento de la población. En este avance hacia el otoño, cuando la población veraneante regresa a sus rutinas y con la amenaza de epidemias estacionales aún lejos, podría asumirse con cierta serenidad las dificultad para combinar vacaciones, permisos y ausencias por enfermedad del personal sanitario, pero no queremos permitirnos el silencio, porque hay miedo. Miedo al abandono y miedo al olvido.