EDITORIAL | Bajas laborales, un derecho intocable en el que no caben abusos de nadie

El sistema de protección laboral incluye las bajas como un servicio imprescindible para preservar la salud de los trabajadores. Se trata de un derecho fundamental que debe preservarse, pero sobre el que también se debe estar vigilantes para combatir los abusos, que son, como en tantos otros hechos, el mayor enemigo que tienen las distintas fórmulas de bienestar social. El dato de que 9.500 personas no trabajaron ni un día el año pasado resulta preocupante. Pero se precisa un análisis más preciso sobre qué esconde esa cifra. Usarla de un modo alarmista no es legítimo. Y más si se intenta cuestionar el propio sistema. La existencia de un déficit de médicos probablemente es una circunstancia constatable. Pero resulta necesario tratar con especial sensibilidad un asunto como éste porque se puede poner en duda la profesionalidad de quienes firman las bajas. Y cualquier cambio que pase por fórmulas privatizadoras —derivaciones a clínicas, mayor poder de control de las mutuas...— debe realizarse tras un estudio detallado y con todos los avales y consensos posibles, porque los datos evidencian que la mayoría de los partes son presentados por enfermedades comunes, por lo que la sanidad pública es precisamente el principal involucrado y responsable de todo esto. Mejorar el sistema es una posibilidad que no debe rechazarse. Aunque eso sí, siempre que sea con ese fin de superación y no para intentar reducir derechos.