Diario de León
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In memoriam,

Dr. Magín Fernández

E n la Biblia se lee que Raquel lloraba por sus hijos.Carmen, hijos y familiares despedían hace unos días con cierta serenidad al marido fiel y padre bondadoso, amigable y médico generoso. Este breve recuerdo creo que dice mucho de interesante a numerosos leoneses agradecidos, a casi todos atendió con total dedicación el Dr. Magín desde la salida del sol hasta entrada la noche y en ocasiones hasta avanzado el comienzo del nuevo día. Con la iglesia abarrotada despedíamos a una gran persona, querida de mucha gente receptora de sus diagnósticos bien certeros. Y mucho más importante su atención, su sonrisa, su humor, y entrega al cuidado de la salud de cuantos tropezaron con sus conocimientos y amabilidad sin distinción.

Los que conocemos cómo funciona la vida, los que hemos meditado tanto en la muerte y acompañado a otros tantos fallecidos. Y después de tantas pérdidas presenciadas, la Parca no cesa de sorprendernos día tras día con toda clase de artimañas y maneras. La muerte de un padre o una madre, son dos experiencias inolvidables que atraviesan sendas vidas afectadas, como un acontecimiento de por vida. Un evento que provoca varias sensaciones en nuestro interior poniendo a prueba nuestra resistencia emocional familiar y entorno amigable. «Esta desgracia es universal, no sólo nuestra, es de todos a cada uno marcado por la providencia en el momento señalado; todos somos hijos y los padres suelen morir antes que nosotros, no siempre. Tú me acompañas en el sentimiento, pero yo a ti también, porque pasarás por esto lo mismo que yo, como nos ha ocurrido ya a otros doblemente: pérdida de ambos si ha sucedido ya.

La muerte del padre es una experiencia personalísima en la biografía de cada cual, —dice un gran escritor con experiencia— y al mismo tiempo, ¡qué paradoja!, la más común y general que hay. No se trata de un mal reparto de cartas que un jugador sin suerte haya de lamentar, sino de las reglas de juego que se aplican a todos los jugadores sin distinción. Idéntica privación nos iguala a todos en un mismo estado de orfandad. Hoy que se vocea y grita por las calles sanidad va y sanidad venga se repara poco en ciertos personajes, doctores en medicina allende las personalidades que sostienen humanamente los diagnósticos acertados y los cuidados y formas de atención para no olvidar ni siquiera con ciertas crisis. Era emotiva y entretenida la asistencia de D. Magín. Hombre inteligente y con mucha paciencia o lo que es lo mismo buenos sentimientos y cuidados que acompañaban y hacían envolventes las recetas y la aplicación de sus contenidos. Y luego el tono conversacional amigable de diversos temas y profesiones de la vida, sin prisas. Hacerse encontradizo con el Dr. Magín era ya una señal por adelantado de buen resultado posterior. Con tal empatía, ayudaba a resistir el dolor que pronto o tarde desaparecía Amos cuerpo y espíritu recobraban los ánimos progresivamente. Gracias pues Dr. Magín y familia por todas sus atenciones a tiempo y a destiempo. No hubo impedimento de atención ni de noche ni de día. Dios se lo tendrá en cuenta. «Yo soy en camino la verdad y la vida» La Biblia es toda esperanza, no traiciona. Ánimo Carmen y gran familia. Descanse en paz.

ÁNGEL CARVAJAL Y SU DOBLE FAMILIA

Renfe-Adif, entre la pesadilla y la vergüenza

L os que tenemos que salir de nuestra ciudad cada día para ganarnos el sustento, tenemos además que lidiar con un servicio público que parece que se hubiese propuesto desvelarnos cada noche por no saber con qué vamos a encontrarnos la mañana siguiente, por ello les cuento esta historia.

Había una vez un tren con origen Ponferrada que debería recoger los pasajeros de León a las 7:45 horas, pero llegaba todos los días con 10 minutos de retraso. Mal empezamos.

Pero a mayores de esto, es decir, «cuando no pasa nada», nos encontramos con una inagotable fuente de infortunios que muchas veces nos deja sin transporte, a saber: revisores que ordenan cerrar las puertas antes de que los pasajeros hayan terminado de subir, dando salida al tren y dejándolos en tierra (hecho que recogió este diario). Maquinistas que se niegan a conducir por no haber cumplido el período de descanso reglamentario. Y hacen muy bien, por la seguridad de todos. Un intercambiador del ancho de vía que por «problemas técnicos» retiene el tren durante tiempo indefinido, según el día.

Otra manera de asfixiar esta provincia. Problemas y más problemas… Es inevitable que surjan, lo que no es normal es que cuando el problema se ha producido a las 6.30 horas, se comience a buscar una solución a las 8.00 horas.

Y a mayores de todo esto, tenemos que soportar las faltas de educación y consideración de, salvo honrosas excepciones, el personal de las ventanillas de la estación.

Señores responsables de Renfe, tengo que dirigirme a este medio porque Uds. dirigen a su personal para que tengan la misma diligencia a la hora de buscar soluciones que para cobrar los billetes.

DIEGO SANTOS

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