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TRIBUNA

Psicogeometría: M. Montessori vs M. Klein

Publicado por
León

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E n 1934 el editor español Araulce publica el trabajo realizado por la Dra. Montessori, titulado Psicogeometrí a. La pedagogía Montessori, como la mayoría de las escuelas posteriores, va de lo particular a lo general, de lo concreto a lo abstracto, ligando el estudio de las Matemáticas a la realidad. La profesora Emma Castelnuovo, catedrática de Geometría de la Escuela Normal de Roma nos transmitió algunos de sus conocimientos que también citaré.

El método comienza con un proceso de ensayo y error: los niños tienen que encajar una serie de piezas geométricas, construidas sobre planchas, de dimensiones variables, las más de 10 centímetros, por lado, y deben ser encajadas en huecos cuya frontera ha sido recorrida de forma táctil por el niño, primero visionando el contorno y después a ciegas. La edad de los niños es de 3-4 años. Este proceso no es ni más ni menos que la representación de la dualidad ‘continente–contenido’.

Los niños incorporaran sin duda a base de repeticiones sucesivas que el continente debe ser igual o mayor que el contenido.

En mi infancia, y con los niños de mi barrio, jugábamos al guá. Era muy sencillo, hacíamos un pequeño hoyo en la tierra, en aquella época no todo era asfalto y digo, con unas pequeñas bolas, las había de barro y cristal, y puestos en cuclillas con los dedos de la mano lanzábamos dichas bolas para, con la oposición de los adversarios de juego, lograr meterlas en el guá.

Mismo problema: Dualidad, continente–contenido.

Andando el tiempo, advertimos que tanto nuestros padres como los adultos seguían jugando al guá, y los más observaban, el juego. Ahora el guá se juega en las canchas de fútbol, baloncesto, golf, balonmano…. Los psicoanalistas, sabemos que todas estas variantes desde el encaje de Montessori, como todos los juegos de pelota representan el coito.

Los objetos Montessori, como muy bien señaló la Sra. Klein, no son sino la representación inconsciente del falo, no solamente del maestro (representación del padre), sino la representación de la vagina, de la madre, representada cuando la maestra, representación de la madre, sea la que lleva la clase. Volvemos a la dualidad, continente-contenido.

Volvemos a la vagina que contiene el falo. El niño ya desde edades muy tempranas, tiene consciencia de la genitalidad tanto de la madre como la del padre, de hecho uno de los sueños, y fantasías más terroríficas que puede experimentar un niño es la de la relación sexual de sus progenitores, padres combinados, no necesariamente debe ser presenciada en la realidad, es la fantasía, como corolario de los instintos, la que se encarga de ello.

No puede existir una pedagogía, llamada científica que no incluya necesariamente, la interpretación psicoanalítica.

Los objetos de Montessori, no solamente son objetos geométricos, sino objetos cargados de significado, en unos casos reprentaran el pecho de la madre (esferas, bolas, círculos,) en otros representarán el falo del padre o por ‘desplazamiento’ el del maestro ( lápices, tizas, puntero que el maestro utiliza).

No se nos escapa el significado simbólico-sexual, de algunos objetos geométricos, como conos, cilindros, esferas, ovoides, elipses,

M. Klein demostró que el número 3 era la representacíon simbólica del complejo de Edipo.

En mi opinión no solamente el número 3, sino también las ternas numéricas, como las ternas pitagóricas, números triangulares, los triángulos de Pascal, los triángulos combinatorios, la conjetura de Golbach. (Por cierto, no resuelta para n, aunque para Henry Poincaré no sería necesario).

En opinión de mi terapeuta, cuando Fermat anotó en los márgenes del libro que había resuelto su teorema, no era sino la expresión de la mentira histérica.

Remito al lector interesado a leer, el trabajo de M. Klein, El papel de la escuela en el desarrollo libidinal del niño (1923). No se puede, llamar a una pedagogía científica sin considerar, la importancia y el influjo del inconsciente en todo proceso de aprendizaje.

Montessori dejaba de lado una parte fundamental en todo proceso de educación, la transferencia, la cual solamente puede ser advertida por una persona analizada, proceso fundamental tanto en lo educativo como en los procesos de ‘cura’.

Me viene a la memoria unos versos, creo recordar que en el libro El cumpleaños de Juan Ángel cuyo autor Mario Benedetti, escribía: «…Se enamoró de la profesora por no defreudar a Freud». El poeta pone de manifiesto el problema de la transferencia, mas concretamente, el amor de transferencia, que utilizado adecuadamente da lugar a sorprendentes resultados.

La psicoanalista, Dominique J. Arnoux, en su libro titulado Melanie Klein en la página 39 dice: «La pedagoga italiana dejaba de lado, según M. Klein, la función de la fantasía en el inconsciente del niño. Así pues no comprendía nada de la repetición que el juego del niño manifiesta. La falta de concentración no era suficiente para explicar la dificultad del desarrollo mental mientras que este era la base de la posición teórica y práctica de María Montessori. El tono de Melanie Klein es feroz».

Como he manifestado anteriormente, las representaciones triangulares, en mi opinión también son una representación inconsciente del complejo de Edipo.

La tablilla Plimpton 322 (Universidad de Columbia), se cree que fue escrita cerca del 1800 a.C. Y en ella ya aparecen ternas pitagóricas, cuya representación debe ser necesariamente la de un triángulo rectángulo. En consecuencia no solamente el complejo de Edipo sino su representación, vienen de lejos.

Montessori hace algunas de las múltiples demostraciones del Teorema de Pitágoras, pero sin duda la ‘Demostración’ que más me ha sorprendido, la presencié en un Congreso del C.I.E.A.E.M.(agosto 1998) en Neuchâtel (Suiza) en una conferencia dada por E. Castelnuovo: simplemente ‘Pesó’ el teorema. En los platillos de una balanza puso los cuadrados construidos sobre los catetos y en el otro el cuadrado construido sobre la hipotenusa, y la balanza quedó en equilibrio.

He realizado esto mismo en mi trabajo escolar, y ningún chico me ha exigido un mayor rigor.

Voy a exponer por último las aportaciones de Melanie Klein al problema de la inhibición intelectual. Dice M. Klein: «…el cuerpo de la madre es por lo tanto el primer objeto de conocimiento. En La importancia de la formación de símbolos… (1930) expone un nuevo descubrimiento: el que una defensa masiva contra el sadismo, como la que tiene lugar en la demencia precoz, causa una inhibición epistemofílica (deseo de conocer y saber) general. En el trabajo citado demuestra además que las defensas contra el sadismo pueden determinar no sólo una inhibición epistemofílica generalizada sino también inhibiciones intelectuales específicas.

Las contribuciones al problema de la inhibición intelectual sufrió, como consecuencia de sus descubrimientos, sucesivos cambios, y así consideró que era el momento oportuno para presentar sus concepciones en un nuevo libro con la publicación de El psicoanálisis de niños.

Vuelvo a hacer un llamamiento a las autoridades educativas que consideren la necesidad imperiosa de introducir el psicoanálisis infantil en la escuela, obligada por el fracaso masivo, a lo largo de la historia, de las grandes instituciones, familiares, religiosas y educativas en crear hombres y mujeres que respondiendo con criterios éticos a los retos vitales sean capaces de arrancar a su existencia todas las infinitas posibilidades de ser felices, y esta situación la provee de forma singular la teoría psicoanalítica.

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