Cazurro mongol

Míralo como quieras, pero no eres dueño de tu sangre ni de tu tierra ni lo fueron tus tatarabuelos de quienes dices haberla heredado en exclusiva. Ni siquiera eres dueño de la lengua arcaica que

quieras resucitar o inventar; las lenguas las impone siempre el invasor de turno. Lo siento, eres descendiente de varias razas y colonizadores lo mismo que un perro milpadres, pues tienes algo de romano mediterráneo, montón de godo europeo, cacho de judío, mucho de moro africano... pero hasta

hace unos días no supimos que tus principales antepasados llegaron hace 4.500 años en hordas robando esta península ibérica a los pocos lugareños que la poblaban, algo neolíticos ellos, como tantos hoy. Aquellos invasores broncos venidos de muy lejos eran mongoles y esteparios euroasiáticos con carros, metales y prisas y aquí se plantaron exterminando a todo varón y librando alguna mujer del cuchillo

para seguir pariendo brazos con la semilla del invasor. Esto dice la ciencia y un reciente e incontestable estudio genético publicado ya en toda revista seria, lo que quiere decir que habrás de asumir que si aquí quedó ese rastro, desde entonces lo de mongol, aunque sólo fuera una pizca, te va en la sangre, qué lindo, todo un dato superexótico y superignorado, o sea.

Así que, querido cazurro mongol, te ruega Sócrates que jamás olvides que desde el mismo inicio de la larga Historia llevas sangre de emigrantes... nada pacíficos normalmente, hay que recordártelo, que aquí

siempre se vino a pillar. Y de estas razas nos vino tu galgo. De aquellas gentes mongolas descendieron

los pueblos ibéricos de la Hispania descrita por Roma cuatro mil años después, incluido tu idealizado

astur con su chepa celta. Y si amén de romanos, godos y moros añades los apellidos de los recolonizadores de tu tierra cazurra (mozárabes, francos, toledanos, gallegos...), verás que ya no caben más padres en tu ficha ni más bastardía en tu origen. En fin, seguramente, muchos de los que hoy nos

llegan en pateras tienen su sangre más libre de padres raros que tú. Pero tranquilo, tampoco eso les hace mejores.