EDITORIAL | No hay perfil de víctimas ni de agresores

El acceso a la pornografía se produce en torno a los 11 años y está al alcance de todos en Internet. Y es esa la educación sexual que recibe buena parte de los jóvenes, a falta de programas y cultura adecuados para formar en la igualdad y el respeto. El resultado es la interiorización y normalización de comportamientos que perpetúan los abusos y la violencia en las relaciones afectivo-sexuales. Una situación contra la que lucha desde hace casi 30 años la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales, Adavas, que esta tarde participa en las jornadas de Divulgación de la Labor Social en León, organizadas por Diario de León. Formarse en una identidad libre de estereotipos de género debería de ser una realidad, pero la sensibilización sigue siendo muy necesaria en una sociedad que ni siquiera ha sido capaz de superar que los ambientes de ocio y diversión se relacionen con el ‘derecho’ a incomodar e incluso abusar. Se cumple ahora un año de movilización contra este tipo de comportamientos, pero la tarea es enorme. Y una advertencia: no hay perfil de víctimas y tampoco de agresores. Nadie es ajeno.