EDITORIAL | Prevención y educación contra el vandalismo
El reciente incendio intencionado que ha amenazado los restos del yacimiento de Lancia y la denuncia del expolio continuado de los vestigios encontrados en La Carisa obligan a reflexionar sobre la protección que se les da a estos enclaves que atesoran las claves sobre nuestro pasado y que son fácilmente asaltados por los buscadores de tesoros o por vándalos sin escrúpulos. A pesar de la dificultad que conlleva la salvaguarda de unos restos ubicados en lugares aislados, lo cierto es que la sensación de abandono que transmiten algunos yacimientos es constatable y les hace más proclives a ser objeto de estas actuaciones destructivas que en la mayoría de los casos quedan sin castigo. El daño que se produce en los vestigios transciende el mero valor económico de los objetos que puedan ser expoliados. Es mucho más preocupante el perjuicio que supone para el desarrollo de la investigación arqueológica echando por tierra la meticulosa labor realizada por los científicos durante meses.
Las administraciones deberían plantearse estrategias de protección para estos recintos que disuadan de comportamientos indeseables como los que han sufrido los yacimientos leoneses y, especialmente, concienciar a la población sobre el valor que supone poder atesorar estos restos para que nos proporcionen información sobre nuestro pasado. En la prevención y en la educación está la clave para evitar que se produzcan hechos similares.