Diario de León

al trasluz

Acontecimiento y eclipse

León

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Un 18 de octubre de 1955 fallecía Ortega y Gasset. Me lo recuerda Luis Arias Arguelles-Mieres , estudioso de su figura. Ese día, mi padre era bisoño redactor del Madrid y este hijo suyo ni siquiera una intención. Recuerdo haberle escuchado contar que cuando murió el filósofo se creó un equipo para que cada redactor se encargase de un cometido, como ahora se haría con la muerte de alguien de su relevancia. Pero nada era tan sencillo entonces, ni quizá hoy. A él le tocó ir a la casa de Ortega y enterarse de si había confesado antes de morir, cuestión que no pudo confirmar pero que todo llevaba a que no quiso hacerlo y que publicar lo contrario era mentir. No recuerdo cuál fue la postura final del periódico, pero leo en un excelente artículo de Arias la directriz que desde el Régimen se impuso sobre cómo se debía informar: «A la vista de la posible muerte de don José Ortega y Gasset, y suponiendo la contingencia de este evento, la prensa publicará sobre este acontecimiento un máximo de dos columnas, y, si se desea, un panegírico en el que se aludirán menciones a sus errores políticos y religiosos y, en cualquier caso, se eliminará siempre el término maestro». Ante las publicaciones manipuladoras o a la rumorología, la familia publicó una nota en la que aclaraba que había muerto coherente con su «acatolicismo» respetuoso. Parte de los actuales prejuicios anticlericales provienen de ese empecinamiento inquisitorial del franquismo. La fe es gracia, no puede ser impuesta salvo que se quiera crear tristes Vetustas. Y se crearon.

Ortega se presentó diputado por León, en 1931. No creo que hoy se le lea ya mucho, para nuestra desgracia, pero nada ha quedado de aquellos censores, salvo que sigue habiéndolos, travestidos de reaccionarios, de derechas o de izquierdas, y muy especialmente de nacionalistas.

«¿Ortega y quién?», «¿No fue uno que escribía al alimón con otro?» Ay, nuestra querida España. Sigue sin ser esto, don José, sigue sin ser esto. Maestros los hay, pero nos sobran muchos cantamañanas. En su ensayo «Buscando un Ortega desde dentro», Arias se hacía eco de la cita de Fernando Vela: «más que un hombre fue un acontecimiento». Y como todo español sin etiquetas… un eclipse.

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