TRIBUNA
Homenaje al Dr. Manuel Emilio Benéitez Álvarez
C Conocí al Dr. D. Manuel Emilio Benéitez Álvarez en 2003, confiándole el seguimiento y diagnósticos de mi próstata. Durante 28 años ha ejercido su especialidad como jefe del servicio de Urología en el Hospital Universitario de León, con intervenciones semanales, citológicas y de cirugía, en abierto en su primera época y con Laparoscopia desde el inicio de la década de los 2000, obteniendo, en su dilatada trayectoria, prácticamente, porcentaje pleno de aciertos, tanto en los diagnósticos como en las intervenciones de cirugía.
Desde 2005 en que sufrí mi primera cistoscopia (luego otras dos más, en 2008 y 2011), tuve la completa confianza. En 2011 el diagnóstico fue ‘positivo’ y saltó la temida y escalofriante palabra, debiendo añadir que el disgusto y la caída de ánimo me duró solamente 24 horas.
Afrontamos familiarmente la situación y acudimos, mi esposa y yo, a su consulta, en cuya entrevista nos aclaró la situación, así como los pros y los contras de las posibles soluciones a adoptar: mediante la cirugía laparoscópica o la radiación, siendo el resultado el mismo, pero no los puntos a favor y en contar.
Su aplomo, seguridad y su calidad profesionalidad y humana, unido a mi situación física, mental y de carácter decidido, nos ayudaron a mi esposa y a mí, a tomar la decisión, que resultó ser acertada, y, al día siguiente, comenzamos a diseñar el camino a recorrer y la preparación de la lucha contra la enfermedad. Dicho recorrido terminó, meses después, con la intervención, mediante cirugía, y, en unos meses, estaba facultado para iniciar, de forma completamente normal, mi vida habitual y hoy, casi cuatro años después de la operación, el 15 de Enero de 2015, estoy completamente curado y muy agradecido al doctor.
Sirvan estas pocas líneas como pequeño, pero merecido, homenaje, a un babiano de pro que quiso desarrollar su actividad profesional en su tierra y que, ahora, que se jubila, y nos deja huérfanos de su sapiencia, pero se tomará su descanso, para emprender el disfrute de la vida privada personal.
Homenaje que hago extensible en nombre no solo mío, sino de otros muchos pacientes, conocidos míos, que se pusieron en sus manos con idéntico resultado, y que se lo tributamos muy merecidamente.