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Publicado por
PEDRO VICENTE
León

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A decir del último sondeo del CIS, en estos momentos Ciudadanos no solo superaría al PP en el conjunto de España, sino que eso mismo se produciría en la comunidad de Castilla y León, donde el partido naranja sería ahora la fuerza más votada, relegando al PSOE a la tercera posición y a Podemos a la cuarta.

Aunque otros sondeos de ámbito nacional menos sospechosos sitúan al partido de Albert Rivera pisando los talones al de Pablo Casado, un eventual sorpasso en esta comunidad resulta del todo inverosímil. Supondría remontar nada menos que el porcentaje de 30 puntos (44,33 frente a 14,15) con el que los populares aventajaron a los naranja en las elecciones generales de 2016. Y habría que remontarse al descalabro de UCD en las del 1982 para encontrar un vuelco electoral de tamaña dimensión.

La manifiesta pérdida de fiabilidad del actual CIS mitiga pero no evita la inquietud latente en las filas autonómicas del PP, donde no todos creen que el «ostentóreo» bandazo a la derecha de Casado constituya la mejor receta para recuperar terreno electoral, No dudan de que en Castilla y León seguirán siendo la fuerza más votada, pero son conscientes de que en mayo de 2019, amén de alejarse de la mayoría absoluta en el Parlamento Autonómico, perderán cuota de poder en Ayuntamientos y Diputaciones. Saben que, aun lejos del crecimiento augurado por las encuestas, Ciudadanos tendrá la llave de la Junta, de muchas e importantes alcaldías y de alguna que otra Diputación. Y ya ha advertido la formación naranja que, además de exigir su parte del pastel, esta vez no se compromete a pactar obligatoriamente con el partido más votado.

Nadie tiene ya garantizado a priori un cargo de los de sueldo completo y ello explica que esta vez no se observen los habituales codazos para encabezar las próximas listas municipales del PP. Incluso se da el caso de alcaldes, entre ellos alguno de postín, que suspiran por pasar el cáliz de la candidatura a cualquier otro correligionario dispuesto a asumirlo. Y a la incertidumbre se añade que la designación de los candidatos a las capitales y municipios de más de 50.000 habitantes compete directamente a Génova, temiéndose que Pablo Casado proceda a ajustar cuentas con quienes le dieron espalda en su pugna por la presidencia del PP. (De hecho, en Andalucía ha depurado en varias provincias las listas propuestas por el entonces sorayista Moreno Bonilla).

La espera hasta la proclamación de los alcaldables del PP, prevista ahora en diciembre, se le va a hacer larga y espesa a los populares de Castilla y León, cuyo presidente, Fernández Mañueco, arrastra por lo demás el «gatillazo» de la fallida renovación (lo de renovación era un decir) de los Consejos de Cuentas y Consultivo…