Igualita la reacción de Rato y de Zarrías...

Q ue Rodrigo Rato se ha equivocado en sus últimas acciones fuera de la política, no le cabe duda a nadie. De momento, ya ha ingresado en la cárcel para cumplir una pena de cuatro años y pico por una de las causas en la que estaba implicado, ya sentenciada. No será la última. Eso, en sí mismo, es un ejemplo y una confirmación que en nuestro país, en España, sigue funcionando el Estado de Derecho.

Este episodio me ha llevado a hacer un recordatorio de lo que está pasando en esta atractiva piel de toro que habitamos con todas sus ventajas e inconvenientes y que, ahora estamos en época más de inconvenientes que de ventajas. En la querida Andalucía, con unas elecciones inminentes, también están atravesando el desierto de los EREs , los cursos de formación y sus consecuencias. Y esa situación, como no, acarrea una serie de comportamientos que no siempre son ejemplares. Ni mucho menos.

A juzgar por el comportamiento de los cabezas de esos EREs, así como de los cursos de formación, parece que ellos, los que estaban en el poder entonces y sobre los que recaen las culpas, eso parece, digo que ellos, por supuesto, no conocían nada, eran ignorantes de todo, se enteraban de cualquier episodio por la prensa y así hasta el infinito. Comentaba yo hace unos días que los dos expresidentes de la Junta, tenían cara de no haber roto un plato. Ja, ja, ja.

Pero quiero centrarme hoy en un personajillo que anda por ahí, por los círculos del poder de la Junta, que es pequeño, huidizo, habla poco, murmura mucho, o sea como Rasputín y que, por supuesto es absolutamente inocente en ese tema de los EREs, como no. La culpa siempre es de los otros.

Es un personaje que, llevándolo a un juego ¿porqué no?, comparándolo con el Sr. Rato, ya en prisión, llama mucho la atención. Uno habla y, antes de entrar en prisión, se ha disculpado y ha pedido perdón a la sociedad. El otro, no habla más que cuando está con los suyos, se mueve entre sombras y poco a poco reconduce la culpa hacia los que eran sus superiores con el triste y penoso razonamiento del obedecimiento de sus órdenes. O sea como Rasputín. El se va salvando y a los demás que les den. Que pena de políticos, aunque yo día mejor que qué pena de hombres y mujeres que en nuestro país se dedican a la política. Es cosa distinta.

Es posible que el caso de los EREs, se retrase todavía en el tiempo, incluso que se retrase mucho. Pero en los tiempos que vivimos, llama mucho la atención el comportamiento de unos y de otros. Conviene, de vez en cuando, echar un vistazo a los segundos y terceros niveles, de cualquier actividad. Y más en la política. No es extraño, encontrar allí, resortes que explican el porqué de lo que ocurre en las altas esferas. En todo caso, sacar a la luz a esos personajillos que, al amparo de los «jefes» siempre tienen cosas que contar, es siempre saludable. Al menos en mi opinión. Por eso la expongo. Obvio es decir que el trabajo que hacen personajillos como del que hablamos hoy, no es gratis, ya se encargan ellos de tener unas minutas que levantan la boina. Y así vamos caminando. Cuando llegue la sentencia de ese juicio, verán como nos sorprende la forma de escurrirse y escapar de cualquier problema que se les venga encima.

Es una realidad que noviembre ya huele a Navidad y en Navidad, solemos sufrir una mutación positiva que nos calma los nervios y nos llena el espíritu y la cabeza de nuevos e ilusionantes proyectos. Pues eso, estamos acercándonos a la Navidad, antes viviremos las elecciones andaluzas. Pero mi amiga la brujita, me adelanta que el próximo mes de enero será el principio de muchas cosas que, ojalá sean buenas para España. Lo contrario sería entrar en un bucle donde lo esencial serían las personas y no la colectividad como debería ser.

A ver si somos capaces de parecer ese país europeo que a todos nos gustaría, aunque, la verdad, está costando demasiado, esfuerzo y tiempo, y eso no es bueno.